De la pobreza al adiós de Wert

27/05/2015

Luis Díez.

 

Los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo abren un tiempo nuevo, marcado por el diálogo y los acuerdos para hacer frente a las necesidades sociales y a la pobreza más lacerante. La frase es del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Se la dirigió al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la primera sesión de control del pleno del Congreso tras los resultados del domingo. Sánchez le pidió que retire la ley de reforma local, aprobada sin diálogo ni negociación por la mayoría absoluta del PP. Esa ley suprime las competencias sociales de los ayuntamientos con menos de 20.000 habitantes y las asigna a las Diputaciones, que podrán prestarlas mediante contratas. Para Sánchez esto equivale a “la privatización de derechos de ciudadanía”, derechos básicos como los centos de día y la asistencia a los ancianos, la atención a los menores y el acceso a la cultura y al deporte de los jóvenes, entre otros.

Ese negocio privado a cuenta de los servicios sociales, en un contexto de empobrecimiento galopante como el que refleja la encuesta sobre condiciones de vida referida a 2014 y publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística, con más de dos millones de familias por debajo del umbral de la pobreza, lo que a su vez se corresponde con la mitad de los 5,4 millones de desempleados sin subsidio de desempleo, resuta tan injusto y miserable que Sánchez afirmó tajante: “Si usted no retira esa ley, lo haremos nosotros en cuanto lleguemos al Gobierno”. Los resultados del domingo, con 5,6 millones de votos del PSOE frente a los 6 del PP, y el giro en todos los grandes ayuntamientos y en las autonomías valenciana, castellano-manchega, extremeña, balerar y, eventualmente, navarra, hacia gobiernos progresistas, abre la posibilidad cierta de un gobierno socialdemócrata.

En su respuesta, Rajoy apeló al Fondo de Pago a Proveedores, que con una aportación de 11.500 millones de euros ha permitido a los ayuntamientos mantener los servicios. “Gran parte de ese dinero es para atenciones sociales”, recordó. Lo cierto es que muchos ayuntamientos no podían pagar porque tampoco cobraban las deudas de las autonomías y que la operación financiera se ha limitado a cambiar de sitio la deuda. Con ello, según el presidente del Gobierno, los consistorios han pasado de un 0,4% de déficit al 0,5% de superávit. Ese porcentaje es, por cierto, visiblemente inferior al 2% que el PP publicó en su programa marco ante las elecciones locales del domingo. Pero más allá de esta inadvertida precisión de Rajoy, lo cierto es que la pregunta y la respuesta sirvieron para ofrecer al observador dos caras diferentes de abordar la realidad. La derecha ve oportunidades de mercado y negocio empresarial donde el centro-izquierda ve necesidades y planes de emergencia humana y dividendos sociales.

Ese enfoque tan distinto y distante de la realidad quedó de relieve asimismo en la interpelación que el socialista Mario Bedera dirigió al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. Puesto que el ministro va de retirada –su secretaria de Estado y compañera sentimental, Monserrat Gomendio, con la que se casará en julio próximo, fue nombrada en abril pasado directora general adjunta de Educación y Habilidades de la OCDE y se incorpora a su cargo en París esta semana–, Bedera le pidió un balance de su mandato, y Wert destacó dos logros principales: la reducción del abandono escolar temprano, que ha bajado del 26,3% de los estudiantes en 2011 al 21,2% hoy, y el incremento de las plazas de FP de 610.000 a 793.000, con el añadido de 964 millones de euros del Fondo Social Europeo para Formación Profesional. Esto permitirá, entre otras cosas, que unos 16.000 centros dispongan de Internet en los pupitres, señaló.

Por una vez el titular de Educación reconoció la dureza del “ajuste fiscal”. Bedera desgranó los recortes: 276 millones menos en becas y el consiguiente impacto negativo en los comedores escolares, los libros de texto y la reducción del 71% de las Erasmus. Denunció el cambio cualitativo de las becas: de ser un derecho en función del nivel de renta, han pasado a ser un premio, lo cual, según dijo, es una “abrasión” de la igualdad de oportunidades. “¿Y todo para qué?” El socialista retó al ministro a señalar en qué país golpeado por la crisis han subido las tasas universitarias y reducido tan drásticamente las becas. En su opinión, el plan de fondo del Gobierno del PP consiste en el endeudamiento de las familias con créditos bancarios para que los hijos puedan estudiar. Wert no lo negó. En su réplica confirmó –“creo que será la última vez que debatamos usted y yo”, dijo al socialista– el deseo de abandonar próximamente el cargo para ocupar, probablemente, el puesto de embajador ante la OCDE. Pero eso depende de Rajoy.

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