Cómo ser crítico con el primer concierto de ACDC en Madrid sin ofender a sus fans

02/06/2015

José Sabán Ruiz. He seguido dicho estilo musical desde que yo era un crío y el estilo estaba en sus inicios, y hablamos de rock en todas sus vertientes incluida por supuesto la música heavy.

Médico en ejercicio, 60 años, músico y musicólogo de largo recorrido, guitarrista formado en escuelas de música alternativa, autor de libros de armonía y con página web propia en la que hago versiones de  más de 300 temas de jazz de los mejores y más complejos compositores de la historia, amante de muchas músicas, en su mayoría emanadas del jazz,  y entre ellas por ahí anda el rock aunque muchos de sus seguidores lo desconozcan.

He seguido dicho estilo musical desde que yo era un crío y el estilo estaba en sus inicios, y hablamos de rock en todas sus vertientes incluida por supuesto la música heavy. Aunque reconozco que fan fan he sido y soy de los primitivos Deep Purple por encima de todos los demás,  siempre he admirado la fuerza y sencillez de ACDC aunque nunca había ido a un concierto suyo hasta justo ayer. No podía ser menos que arreglármelas para conseguir una entrada, no sin esfuerzo,  después de leer que su actual gira disponía nada más y nada menos que de un equipo de 175 personas, 500 focos de luces móviles, un escenario de 75 metros de largo con 60 de profundidad y 30 de altura, 125.000 metros de cable. 3 pantallas gigantes de vídeo. En definitiva, decían,  el equipo de producción más potente de los equipos que actualmente están de gira por el mundo.

Fui a mi ansiado concierto y mi primera sorpresa fue ver que me encuentro una banda diferente a la que esperaba con cambios que a posteriori me entero que fueron obligados por las circunstancias. Así,  allí estaban Stevie Young a la segunda guitarra, en lugar de su tío Malcom, y el batería Chris Slade, que sustituía a Phil Rudd. Según parece, Malcolm está  recién diagnosticado de una demencia y el batería original anda con problemas con la justicia por asuntos de drogas.  Los  dos “sustitutos”,  junto al bajista Cliff Williams,  cumplieron con creces.

Como no podía ser de otra forma el líder indiscutible de la banda, Angus Young cumplió también con lo que se esperaba de él,  apasionado y pundonoroso, efectista, 100% entregado a un público incondicional y por ello nada que reprochar, magnífica por cierto la puesta en escena de su largo solo final,  pero ello no debe cegarnos y reconocer, con perdón, que es bastante discreto como guitarrista, cuando se le analiza desde una óptica imparcial y se le compara con leyendas del heavy como Ritchie Blackmore, Slash o Neal Schon, por citar algunos, y no digamos nada si le comparamos con el que probablemente sea el mejor guitarra “total” y heavy de todos los tiempos que no es otro que Satriani, al que tuve la oportunidad de ver en Córdoba el año pasado y hay comparaciones que son odiosas. Respecto a Brian Johnson, ex del grupo Geordie, vocalista de la banda desde 1980, tras el fallecimiento de Bon Scott, estuvo en su línea.

Muchos seguidores me dijeron in situ que no tiene una gran voz. Yo discrepo. Si las guitarras hubieran estado más bajas, o sea al nivel que tenían que estar,  se le hubiera oído mucho mejor. Las letras eran imposibles de seguir y no las entendían ni los que sabían inglés. Como casi nadie de los allí presentes, tal vez por razones de edad, entendían este maldito idioma que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado a más de una generación, la mayoría no sufrieron este desacierto y disfrutaron como locos tarareando los archiconocidos y pegadizos estribillos. Su entusiasmo era tan contagioso que hasta yo, que fui a ver que pasaba, por momentos me veía inmerso en esa ola de locura colectiva e intentaba disfrutar como el que más pero…. y aquí viene lo gordo, mi entusiasmo no evitó que me pasara todo el concierto maldiciendo al jefe de los técnicos de sonido y al jefe de realización. ¿Tanto derroche para esto?, ¿se puede hacer peor tratándose de un concierto de este nivel?.  Sonorizar a bandas como Pink Floyd o Genesis,  o incluso una simple guitarra flamenca, puede ser muy difícil pero una música heavy, que es solo un problema de que la voz se oiga de forma nítida, dar con el volumen adecuado de los instrumentos para que “no se la coman” y consensuar con los guitarras los efectos (compresor, distorsión, overdrive, rever….), no debe serlo tanto, imperdonable. Yo al menos no lo había visto nunca. Y no hablemos de los  realizadores de los vídeos, habría que enseñarles que la mano importante de un guitarrista, y por ello la que tienen que enfocar mayormente,  es la izquierda!!! (si es que es diestro como era el caso); si solo enfocan la derecha no nos sirve para apreciar lo más importante, su técnica, su rapidez, los riffs que hace. Y cuando enfoquen al batería,  “un poquito de por favor”, que no le enfoquen solo  la cara y las baquetas, que enfoquen la batería al completo, que veamos como toca. Para los músicos un diez. Para los técnicos y realizadores un cero y así se escribe la historia, con buenos y malos. Ahora que me vengan otra vez con el “cuento chino” de que estamos ante el equipo de producción más potente de los equipos que actualmente están de gira por el mundo, será de ruido porque de otra cosa.  A todo esto, llegué a casa, saliendo de la “ratonera” en el que la policía, en su torpeza habitual,  había convertido los aledaños del Calderón, que esa es otra… y aunque era bien tarde, me puse a disfrutar de un CD de los ACDC cogido al azar, con su sonido real. Me fui a la cama en paz conmigo mismo. Llevaba razón, para mí no son los mejores, porque la sombra del “Made in Japan” de los Purple es muy alargada,  pero aún así son increíbles.  Ojalá hoy les vaya mejor.

 

(*) José Sabán Ruiz, Médico, músico y musicólogo

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Un pensamiento en “Cómo ser crítico con el primer concierto de ACDC en Madrid sin ofender a sus fans

  1. Muy buen articulo. Mas razon que un santo. En estos tiempos de conciertos tan caros es una autentica estafa la mala calidad de sonido que las bandas ofrecen. En mi opinion desde que las discograficas dejaron de interesarse por los conciertos de sus artistas, el sonido no se cuida. Los conciertos antes servian para vender discos, ahora solo tenemos precios desorbitados y sonido e iluminacion reguleros.
    Sino basta con escuchar de nuevo ese Made in Japan, un sonido en directo espectacular.
    Gracias Jose

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