Viva el conde de Romanones

08/07/2015

Luis Díez.

El Gobierno y la oposición andan con la vista puesta en las elecciones generales de noviembre y han convertido la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2016 en el principal motivo de debate. Ellos viven del Presupuesto, conocen el famoso aserto del conde de Romanones: “Vivir fuera del Presupuesto es vivir en el error”, y tienen bien presente la máxima de Séneca: “Primun vivere, de in de philosophare”. En este contexto afirma Cristobal Montoro ante el Pleno del Congreso que cumplirá la obligación de presentar las cuentas para el año entrante en la fecha legalmente establecida, el 30 de septiembre, y que Rajoy no hará que Zapatero, que “salió por pies para no hacerlo”.

Montoro hizo saber además que “ya estamos en condiciones de devolver a los funcionarios lo que les quitamos –en referencia a la paga extra de 2013–, y lo vamos a hacer en la Mesa de la Función Pública”. En realidad, a los funcionarios les quitaron, según cálculos gubernamentales a la baja, algo más de 10.000 millones de euros entre rebajadas salariales, supresión de pagas extras, anulación de moscosos, congelación del sueldo durante cinco años consecutivos, supresión de contratos a interinos y empleados laborales y amortización de puestos de trabajo. Además, como recordó la socialista Susana Sumelzo, les llamaron “vagos”.

Que les devuelvan ahora una calderilla en relación al montante que les quitaron –como a los demás trabajadores– con el argumento de que vivían –vivíamos– por encima de nuestras posibilidades y con la decisión de fondo de reducir el “peso muerto del Estado”, que diría Adam Smith, cuando no fluía el crédito y los inversores en deuda pública nos chupaban la sangre de los impuestos, no es mala cosa, sino buena o, como diría el poeta: menos da una piedra. Ya se sabe que los pobres nos contentamos con poco. Para congraciarse con los empleados públicos, Montoro, estrella de la sesión en ausencia de Rajoy, aseguró que la Muface, de la que depende la asistencia de 1,5 millones de ellos, “está saneada” y “su presente y futuro está garantizado”. Eso después de haber limpiado los 1.000 millones de euros que tenía de remanente, según significó el diputado de UPyD Rafael Caldúlch, da mucha tranquilidad y confianza.

Siguiendo el hilo presupuestario veremos reflejado el impacto de la reducción del IRPF que el Gobierno ha decidido adelantar para que surta efecto desde el 1 de julio de este año –70 euros para los que ganan 20.000 al año y 7.000 para los que gana más de 50.000–, así como la rebaja de la retención fiscal al ahorro y otras decisiones para incentivar la recuperación del consumo interno y la actividad económica. Para las rentas bajas son calderilla y para las medias –las que más importan por razones electorales–, representan un respiro momentáneo.

En esa política electoral se inscribe el complemento de las pensiones a las trabajadoras que hayan tenido dos o más hijos durante su vida laboral y se jubilen a partir del 1 de enero del año entrante. Esta decisión con cargo al sistema contributivo de la Seguridad Social puede reducir algo la brecha de género entre pensionistas, pero ni ayuda a fomentar la natalidad ni tiene un impacto apreciable en las familias, según pusieron de relieve el martes en la Comisión del Pacto de Toledo los dirigentes y expertos de UGT y CC.OO, Toni Ferrer y Carlos Bravo, y de CEOE y Cepyme, Jordi García Viña y Teresa Díaz Terán. Y encima cuando el déficit del sistema ya alcanza el 0,6% del PIB y las cotizaciones sociales –que han subido el 8,2% con Rajoy– ya sólo financian el 87% del gasto en pensiones, la medida tendría que financiarse vía impuestos y no cuotas, según coincidieron sindicalistas y patronos.

El socialista Pedro Saura, de verbo incisivo y pedestre, puso título al Presupuesto. “Ya estoy viendo el libro amarillo –dijo– con el rótulo: Chapuzas Montoro SL”. Le contestó Montoro, de verbo intimidatorio y burlesco: “Zapatero salió por pies para no hacer el Presupuesto”. De sobra saben uno y otro que tanto el de León como el de Pontevedra practicaron la política de Romanones, que daba duros a dos pesetas y salía ganando siempre. Ya recordarán ustedes el descuento fiscal de los 400 euros del IRPF o el famoso “cheque-bebé” de 2.500 de Zapatero. En medidas similares andan ahora Rajoy, Montoro y la dirección del PP –van a celebrar una Convención Social este fin de semana– a ver si el personal les aclama como a Romanones –“¡Viva el señor conde!”– y les da el voto, lo único que les importa.

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