Después de la casi unanimidad que se registró el martes en el Congreso sobre la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas contra el dictador Muamar el Gadafi –embargo y castigo aéreo para que no siga empleando su ejército contra la población civil–, las discrepancias volvieron donde solían. Mariano Rajoy denunció este miércoles el cese de la actividad de más de 300.000 autónomos que se han dado de baja en la Seguridad Social y el cierre de más de 150.000 pymes, lo que explica el insoportable aumento del paro.

Y el presidente Zapatero le respondió que el Gobierno ha hecho cuanto ha podido para evitar los cierres de empresas. Ha aplazado pagos tributarios y cuotas a la Seguridad Social por 15.000 millones de euros y ha facilitado créditos ICO por 60.000 millones. Ya sabemos que los créditos y las cuotas comportan intereses elevados y encarecen el producto, pero Zapatero aportó un brochazo de color a las dificultades: la exportación remonta el vuelo y aumentó un 25% en enero, el mayor incremento en 13 años, con un superávit de 20.000 millones de euros en la balanza de servicios. Con los incentivos a la contratación y la reforma laboral el presidente confía en que podamos salir del bache.

Sin embargo, como destacó el diputado popular Jaime García Legaz, la morosidad ha alcanzado porcentajes nunca vistos (el 6,06% y creciendo), los impagos se sitúan en 110.000 millones de euros y el 90% de las administraciones públicas incumple sus obligaciones de pago a cincuenta días como establece la ley. De resultas de todo ello hay 100.000 pymes amenazadas por la mora. No obstante, según la vicepresidenta Elena Salgado, “la dudosidad, que alcanza el 9,15%, es baja en los préstamos a hogares, y la tasa de morosidad tiende a estabilizarse”. Como se ve, el Gobierno tiene respuesta para todo.

Se llegó así a la “gobernanza económica” que se dispone a discutir e implantar el Consejo Europeo del jueves y viernes. Salgado explicó al portavoz económico del PP, Cristobal Montoro, que España aceptará “el pacto por el euro”, aplicará las medidas de estabilidad financiera y aceptará la supervisión de la Comisión Europea en su doble vertiente “preventiva y correctiva” que entrarán en vigor, según dijo, en el segundo semestre del año. Para la vicepresidenta económica, la introducción del criterio de “deuda pública” en los parámetros de vigilancia de la Comisión “beneficia a España”, pues estamos por debajo de la media europea.

Sobre lo que nos perjudica, es decir, la hipótesis de que las medidas de saneamiento bancario sean insuficientes, según recoge el informe comunitario y amplificó Montoro –el PP no ha respaldado el decreto de exigencias a las Cajas de Ahorros–, Salgado se defendió acusándole de agarrar el rábano por las hojas y de no querer asumir el tono positivo del dictamen.

Volviendo a la morosidad, el presidente Zapatero afirmó en respuesta al catalán de ERC Joan Ridao que está dispuesto a “evaluar” nuevas medidas para facilitar el pago de la hipoteca a aquellos que sufren las dificultades más “graves” provocadas por la crisis económica. No dijo cuáles, aunque no afectarán a la “lógica y necesaria” solvencia de las entidades. Ridao entiende que la vivienda debería ser suficiente para saldar una cuenta con el banco, tal y como ocurre en otros países como Alemania, Francia o Reino Unido. “Pero aquí no, y esto no es justo”, señaló antes de inquirir a Zapatero “si está del lado de los bancos o de la buena gente”.

El vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba puso la nota de color cuando, al contestar a Ignacio Gil Lázaro sobre el “caso Faisán”, comentó que entre las notas que había recibido durante su convalecencia encontró una del interpelante deseándole que sanara cuanto antes para que acudiera al Congreso a contestarle. “¿Qué sería de usted sin mi los miércoles?, ¿qué haría usted sin mí de noche, cuando recorre esas tertulias de extrema derecha amplificando sus infamias? Es como la canción de Amaral, sin ti no soy nada”. Tras lo cual se remitió al diario de sesiones y pidió al diputado del PP que cambie de disco, es decir, “se esmere un poco en cambiar sus infamias”.