En concreto, el Gobierno de Berlín quiere ampliar el plazo que tendrán los países para aportar capital al fondo de rescate, ya que le corresponde contribuir con 21.700 millones de euros en metálico, según fuentes europeas.
A diferencia del mecanismo actual, que consiste únicamente en garantías, el fondo permanente tendrá una base de capital de 80.000 millones de euros y otros 620.000 millones en garantías y capital movilizable. El objetivo es que pueda prestar hasta 500.000 millones manteniendo la máxima calificación crediticia.
Los países de la eurozona se comprometieron a desembolsar la mitad de este capital en 2013 y la otra mitad en los tres años siguientes. Alemania reclama ahora extender estos plazos.
España tiene que aportar 9.523 millones en capital desembolsado y 73.804 millones en garantías y capital movilizable.
La marcha atrás de Alemania complica todavía más la cumbre, en la que los líderes europeos se habían comprometido a aprobar un plan global para hacer frente a la crisis de deuda. Pero los problemas en Finlandia impedirán también acordar cómo se refuerza el actual fondo, y tampoco se espera ningún acuerdo para rebajar el tipo de interés que paga Irlanda por su rescate, según las fuentes consultadas.