El Plan de reforzamiento del sistema financiero, aprobado por el Gobierno, en el que se fijan las nuevas exigencias a las entidades financieras, ha desvelado la realidad de las cajas de ahorros. La conclusión es que el agujero era mucho mayor que el que se decía y, por lo menos, esta vez no nos vamos a sonrojar como le ocurrió a Irlanda con sus bancos, porque se han destapado en total 52.000 millones de euros: 22.000 millones en minusvalías  adicionales en inversión crediticia reconocidos contra su patrimonio, más otros 30.000 millones en provisiones contra la cuenta de resultados.

El Banco de España ha valorado en un informe los procesos de integración de las cajas de ahorros, que en 2010 pasaron de 45 a 17, en la mayor reestructuración de su historia, lo que ha propició un “considerable” saneamiento de los balances de estas entidades por 52.000 millones de euros, según reconoce la entidad que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

No obstante, y pese a los más de 14.000 millones de euros que el Banco de España estima que necesitarán las entidades financieras para cumplir los requisitos de core capital, algunas agencias de calificación elevan las necesidades próximas de las cajas en 50.000 millones de euros (Moody’s) o por encima de los 60.000 millones (Standard & Poors). Esta diferencia se explica en que el Gobierno y el Banco de España solo han calculado lo que necesitarían las cajas para tener la solvencia que exige Basilea III a partir de 2013. Pero las agencias de calificación y la mayoría de los expertos consideran que en los planes del Gobierno y de la entidad supervisora no se han preocupado en pedir planes de saneamiento para todos los activos aún «tóxicos o basura», ya que en manos de las cajas están gran cantidad de viviendas y suelo cuyo precio ha bajado considerablemente desde que estalló la burbuja inmobiliaria.

La reestructuración, además, de reducir considerablemente el número de cajas, aunque en muchos casos se mantenga la marca, también ha significado un recorte de entre el 12 y el 18% de las plantillas y una reducción del número de sucursales de entre el 10 y el 25%, a los que se añaden los recortes anteriores a la reestructuración como consecuencia de la crisis, que el Banco de España estima en un 5% menos de oficinas y en un 4% de empleados. La entidad supervisora recuerda, en este sentido, que los niveles históricos en ambos parámetros se alcanzaron en 2008. Desde entonces, no han  hecho más que reducirse.

En el informe se destaca, asimismo, que el proceso de reestructuración ha contribuido a corregir la “excesiva fragmentación” que tenía este sector, y su proceso de concentración ha supuesto que los activos medios por entidad hayan pasado de 29.000 millones a 76.000 millones en tan solo un año, cantidad con la que han potenciado su capacidad para competir en el mercado.

Nuevos planes a seguir

Desde el Banco de España se observan escrupulosamente los plazos marcados. De momento, el siguiente paso que se dará en este sector está previsto para el próximo lunes, 28 de marzo, en que  finaliza el plazo para que las entidades presenten al Banco de España su programa estratégico y el calendario de cumplimiento de los requisitos de capitalización, en busca de la mejora del capital propio (core capital) del 8% para los grupos que coticen en Bolsa y del 10% para aquellos que no estén el mercado bursátil.

Con la presentación de sus planes estratégico no acaban “los deberes” impuestos, ya que el siguiente plazo a tener en cuenta será el 14 de abril en que el Banco de España deberá aprobar los planes que se le han presentado, y exigir, llegado el caso, modificaciones en los mismos para que el 28 de abril todas las entidades tengan aprobado su plan de recapitalización.

Tras los 12 procesos de reestructuración que tuvieron lugar a lo largo de 2010, siete a través de operaciones de fusión o compra y las cinco restantes a través de Sistemas Institucionales de Protección (los ya famosos SIP) y que redujeron el número de entidades de 45 a 17, en este ejercicio, y tras conocerse los nuevos requisitos de recapitalización, un nuevo proceso de fusión ha iniciado los primeros pasos: Unicaja y Caja España-Duero.

De estos procesos se ha sabido que ocho cajas o grupos de cajas tendrán que incrementar su capital propio en 14.077 millones de euros. Es precisamente sobre estos grupos donde el Banco de España dedicará especial atención a sus planes estratégicos.

Mientras tanto, el Frob (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) ha tenido que aprotar 11.559 millones de euros para que los procesos de reestructuración abiertos llegaran a buen puerto.

Por tanto, el Banco de España considera que todas las fusiones están “culminadas y operativas”, excepto la recién anunciada por Unicaja y Caja España-Duero; así como los SIP ya cuentan con las autorizaciones necesarias –solo falta Banco Base- para funcionar.

Después del verano

Una vez cumplidos los plazos de abril, y con el horizonte de los test de estrés que deberán presentarse a Bruselas el próximo mes de junio, las entidades financieras españolas deberán pasar su siguiente cita después del verano, en concreto, el 30 de septiembre, fecha tope para que tengan ejecutados sus planes de recapitalización.

No obstante, si alguna entidad ha decidido captar los recursos de capital que necesita en el sector privado, el Banco de España todavía les dará cierto margen, siempre que esté justificado y considere que es posible que se pueda alcanzar el objetivo de capital necesario para cumplir los requerimientos. Esta ampliación del plazo podría llegar hasta finales de 2011, en los casos en que la recapitalización no se haga a través de la Bolsa, y hasta marzo de 2012 en los procesos de negociación de acciones en el mercado bursátil, si previamente se ha fijado un calendario de ejecución del plan de capitalización.