La reciente visita de Estado de los Reyes de España a México no ha sido por casualidad. El país iberoamericano es uno de los que mejor relación tiene España en ese continente y en el fondo los monarcas españoles lo que hicieron y es parte de su trabajo fue ponerse al frente de las innumerables compañías nacionales interesadas en entrar en el reparto de una tarta de 455.000 millones de euros del Plan de Infraestructuras puesto en marcha por el presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Anteriormente el mandatario azteca ya había puesto en marcha reformas en energía y telecomunicaciones en las que ya están participando importantes firmas españolas.
En su viaje a México, Felipe VI participó en un encuentro empresarial que reunió a más de 700 directivos de las principales compañías del país en el que más habitantes hablan el español, y durante su intervención en el acto resalto que ambos países son socios estratégicos y que las empresas españolas que operan allí tienen grandes planes y una fuerte intención de quedarse.
En México hay más de 5.000 empresas españolas. En el sector de las finanzas BBVA-Bancomer es el primer banco del país y el Santander también está muy presente. En energía Iberdrola y Gas Natural se encuentran entre los principales productores. ACS, OHL, Acciona, CAF, FCC y Sacyr, entre otras constructoras, también han encontrado un hueco en la región. En turismo, uno de nuestros fuertes, también encontramos a muchas españolas como Iberia, NH, Meliá, RIU, Viajes El Corte Inglés, etc. Por no hablar de las innumerables pymes.
España invirtió cerca de 4.100 millones de euros en México el año pasado, una cifra muy considerable que solo superó Estados Unidos. Por su parte México tampoco se queda corto. En 2014 fue el sexto inversor internacional en España y el primero no europeo. En solo tres años la inversión procedente de México pasó de 34 millones en 2010 a 487 en 2013, según datos del Ministerio de Economía español.
Grandes operaciones
El último movimiento de un grupo mexicano en España se produjo el pasado viernes cuando Hispania retiró su opa por Realia. Con esta decisión, la sociedad cotizada participada por George Soros dejaba vía libre a la inmobiliaria Carso del magnate mexicano Carlos Slim para hacerse con el control de Realia, de la que ya tiene el 24,9% del capital social tras comprarle a Bankia su parte de la inmobiliaria. Si antes ya estaba claro que acabaría ganando este pulso con el multimillonario estadounidense (su oferta era de 0,58 euros por título frente a los 0,49 euros que ofrecía Soros), ahora ya no cabe ninguna duda.
Slim ya es muy conocido en la escena empresarial española, al haberse convertido también hace poco en el primer accionista de FCC. Pero hace mucho que es socio estratégico de Caixabank, con la que comparte distintos negocios, y de la que controla en torno al 1% de su capital, además del 0,5% de Gas Natural, con opción a hacerse con el 3%.
No hace ni un mes que la mexicana Bimbo pagó 190 millones de euros por su competidor Panrico, líder de la industria de la panificación en España y Portugal, al fondo Oaktree. El fabricante español de Donuts fue creado en 1963 por la familia Costafreda, que lo mantuvo en su poder hasta el 2005, año en el que vendió la empresa al fondo británico Apax Partners por 900 millones. Desde entonces ha pasado por distintas manos para finalmente acabar integrándose en Bimbo.
El año pasado el grupo de alimentación Campofrío fue comprado por Sigma Alimentos, otra operación que muestra el fuerte proceso de internacionalización que están experimentando las compañías mexicanas. Los analistas consideran que esta estrategia de internacionalización que comenzó en Iberoamérica y Estados Unidos está ahora extendiéndose a Europa y avisan que es solo el comienzo, ya que la economía mexicana y sus empresas siguen creciendo.
Hay muchas más operaciones que se han ido sucediendo una detrás de otra en un tiempo record, como la compra de la compañía de transporte por carretera Avanza por parte del Grupo ADO. Otros empresarios mexicanos como David Martínez, propietario del fondo de inversión Fintech, la familia del Valle, dueña del grupo químico Mexichem, y Gustavo Tomé, propietario del fondo de capital privado Davinci, compraron participaciones en Banco Sabadell, Banco Popular y Liberbank.
Sin embargo, también ha habido alguna salida reciente pero muy importante de capital mexicano de un grupo español, como ha sido el casi 10% de Repsol que Petróleos de México, la pública Pemex, vendió recientemente por desavenencias con el presidente de la petrolera española, Antonio Brufau.
España: clave para entrar en nuevos mercados
Los inversores mexicanos ven en España una base para canalizar sus inversiones en Europa, el Norte de África y Oriente Medio, regiones donde la presencia de las empresas españolas es amplia y su experiencia en distintos proyectos, dilatada. Estos inversores quieren aprovechar la buena reputación que tienen los grupos españoles por la calidad de sus trabajos en infraestructuras en medio mundo (Canal de Panamá, Heathrow, AVE a La Meca…) y situarse con ellos en una posición privilegiada.
Desde luego, el ejemplo que hace muchos años dio Cementos de México (Cemex) al comprar Valenciana de Cementos a la familia Serratosa por una cantidad que en aquellos años cortaba la respiración, más de 160.000 millones de pesetas, ha sido seguido por otros muchos grupos aztecas. Y además, dicen los analistas que parece que solo estamos en el principio.
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