De aguacate, de agua de Jamaica y frambuesas, de higos y yogur… Con hierbas, botánicos, especias…. Así de originales y así de ricos son los polos que esta pyme comercializa en el corazón del barrio de Malasaña en Madrid. Lolo juega con ese nombre del polo de toda la vida pero sus creaciones son totalmente nuevas porque, a diferencia del polo habitual, que es básicamente agua, aquí se fabrican con más leche y sobre todo, con frutas de temporada a tutiplén. “El polo de limón sabe a limón en el nombre, no porque lo lleve. Los nuestros lo puedes chupar lo que quieras que nunca se va a quedar como un trozo de hielo”, confiesa Azmina Khanbhai, una de las fundadoras.

Azmina y Ashrara crecieron en Tanzania y lo de los polos les viene desde entonces, donde se relamían con los que fabricaba su madre con los aguacates que daba el árbol del jardín. Azmina, médico de formación, montó el negocio porque buscaba compaginar su vida laboral y personal (tiene dos niños): “Queríamos montar un negocio que fuera divertido, las recetas son nuestras, los fabricamos aquí, en total trabajamos seis personas”, explica. No han recibido ninguna ayuda a la hora de emprender, salvo alguna bonificación por contratar a personas en paro menores de 30 años. ¿Los principales problemas? “Las licencias, la burocracia”, comenta. Fabrican, de media, unos 500 polos al día, los fines de semana más. Los más vendidos (el lolo cuesta 2,95 euros) son los de sandía y pepino y el de chocolate, que aunque pensaban se iba a vender menos en verano, por el calor, es uno de los más solicitados. También tienen cajas de varias unidades.

En invierno la tienda seguirá abierta y están valorando otras opciones de negocio como venderlos a domicilio y por supuesto, explorar nuevos sabores, siempre con frutas de temporada, de cara a la temporada invernal.