El Dow Jones, el índice de los 30 macrovalores más importntes del mundo, es la gran esperanza blanca a la que agarrarnos ante las muestras de debilidad que dan el Nasdaq y el S&P 500 y que, conjuntamente con la debilidad demostrada por el Dax, dibujan un sombrío panorama para los alcistas.

En jornadas anteriores ya había sido el Dow el que en los momentos de duda había tomado las riendas y llevado el volandas a los índices hacia arriba y en esta ocasión lo ha vuelto a intentar, pero ha fallado. Sus pérdidas han sido mucho más moderadas que las del resto de índices directores del mercado americano, pero ya han sido pérdidas y no ganancias.

Cierto es que la estadística subraya (al contrario de lo que cree el acerbo popular) que los lunes son días bajistas y también es cierto que el recorte tampoco ha sido de preocupar, pero la figura ha sido fea y el derrumbe de última hora más feo aún. Yo empezaría a preocuparme si esto no reacciona seriamente en un par de días.

Al cierre el Dow marcaba una caída del 0,19%, por 0,27% del S&P550 y un 0,45% del Nasdaq Composite que, una vez más, tuvo el comportamiento más extremo.