Si estás buscando un restaurante realmente extraordinario en el que pasar una velada de las que detienen el tiempo junto a la mejor compañía Solo per due es tu sitio. En el acogedor pueblo de Vacone, a 68 kilómetros de Roma, se encuentra el restaurante más pequeño del mundo: solo tu acompañante y tú disfrutaréis de una deliciosa cena cocinada a fuego lento a base de productos del día en un entorno de ensueño.

Nada más pisar este lugar mágico te recibe un vergel con varias especies de palmeras de nombres exóticos traídas de todas partes del mundo. Se trata de la antesala al edificio del siglo XIX que alberga en su interior ricos mosaicos, una decoración palaciega y este establecimiento inaudito. Un camino alumbrado por docenas de velas te guiará directo hacia el corazón de este diminuto universo idílico. Luces que se apagan, candelabros que se encienden y una sola mesa flanqueada por dos regios butacones y por una chimenea encendida. O una terraza con unas vistas espléndidas sobre valles y viñedos para disfrutar del aperitivo en los días cálidos. Todas las atenciones recaerán sobre los dos únicos comensales. Solo basta con agitar una campanilla de plata para tener al servicio a tu entera disposición.

La experiencia comienza incluso antes de sentarse por lo fabuloso del ambiente. El menú varía cada noche seleccionando los productos frescos de temporada y los platos se elaboran al estilo tradicional, pero siempre teniendo en cuenta las bondades de las especialidades gastronómicas de Vacone, el coqueto pueblo que alberga Solo per due. Destacan el sabroso aceite de oliva, el queso de oveja, setas y frutas silvestres, pasta artesanal, pan casero, exquisita carne y tartas y dulces locales.

Varias antorchas estratégicamente situadas alumbran este recinto ubicado en un área histórica sugerente: aquí se encuentran los restos de una villa romana que afirma la leyenda que perteneció al gran poeta Horacio y posteriormente fue la casa de campo de Carlo Bartolomeo.

La lista de espera es de un año y el precio de 250 euros por persona, en los que está todo incluido, exceptuando el champagne y determinados vinos. También se pueden contratar detalles adicionales para redondear una cena inolvidable como música en vivo, arreglos florales o una limusina con chófer para trasladar a los comensales a Roma o al aeropuerto.

Por supuesto una noche tan especial no tiene por qué finalizar tras la cena. No debería. A pocos pasos de Solo per due se puede alquilar una romántica villa de piedra, como no podía ser de otra manera, solo para dos, construida entre olivos, flores y árboles frutales. A la mañana siguiente tendrás un despertar de lujo: las panorámicas que ofrece esta casita constituyen uno de los parajes naturales más bellos de Italia.