Comienza el juicio por la herencia de la Duquesa Roja

30/09/2015

Carmen Duerto.

Una herencia de 60 millones de euros

medina sidoniaDesde las 9.30h del miércoles 30 de julio se sientan en el banquillo del juzgado de primera instancia e instrucción número uno de Sanlúcar de Barrameda en Cádiz, los tres hijos de la fallecida, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, XXI Duquesa de Medina Sidonia. Leoncio, Gabriel y Pilar González de Gregorio y la madrasta y viuda de la llamada duquesa Roja, Liliane María Dahlmann. Hasta el 30 de octubre están “condenados” a verse las caras de cerca porque todos tienen que ser interrogados. Serán catorce sesiones de un juicio en el que hay más de 60 millones de euros en litigio por una herencia, cuya legitima estricta los hijos consideran que es deficiente, y por lo tanto, reclaman la inoficiosidad de lo que los tres huérfanos consideran donaciones de un patrimonio que es suyo. Los Medina Sidonia razonan en su demanda que la dotación de los bienes a la fundación que hizo en vida su madre a la Fundación que creó en noviembre de 1990, se hizo con unos bienes, que aunque hayan sido declarados Bienes de Interés Cultural, son parte de la legítima estricta que les corresponde. Es un conflicto que lleva a los tres supuestos desheredados a reclamar contra todos. En el macrojuicio que comienza el miércoles están implicados; la madrastra, la Fundación, el Ayuntamiento de Sanlúcar, porque la duquesa cedió en vida el usufructo de la iglesia de la Merced, hoy Auditorio, al ayuntamiento y los herederos consideran que el usufructo indefinido es donación, también la Junta de Andalucía, la Diputación de Cádiz y el Ministerio de Cultura, porque los bienes que reclaman están bajo la tutela de todos estos organismos.  De los siete patronos que tiene la Fundación Medina Sidonia, cuatro son las administraciones públicas citadas y curiosamente, Leoncio de Gregorio, actual duque y demandante, también es patrono, por tanto, se demanda así mismo.isabel alvarez toledo

En noviembre de 1990, dieciocho años antes de morir, la duquesa de Medina Sidonia constituye una Fundación privada con vocación pública y la dota de unos bienes para uso público. Básicamente son el Palacio de los Guzmanes y todo lo que contiene, eso incluye el que posiblemente sea el uno de los mejores archivos históricos privados que existe en el mundo con seis millones de documentos, además de la riqueza de obras de arte y muebles que contiene el palacio con una colección de platería extraordinaria de la antigua Iglesia de la Merced, propiedad de la familia. Toda esa dotación es declarada bien de interés cultural porque así lo solicitó la propia fundadora para que permaneciera unida y no pudiera disgregarse en futuros repartos de herencias. Al parecer doña Isabel creía que la cultura es patrimonio de la Humanidad y así lo organizó todo para que, los bienes que a ella le habían llegado, como resultado de lo que acumularon 25 generaciones de su familia, fuera de disfrute universal. La defensa argumenta en su descargo que no es una donación, sino una dotación y como la fundación tiene personalidad jurídica independiente, aunque haya fallecido la duquesa, la institución puede seguir tal cual. Doña Isabel, investigó exhaustivamente para hacerlo de tal forma que jamás pudiera volver a la familia, esa al menos era su intención y su boda in artículo mortis, la puntilla final. Curiosamente el mayor de los hermanos y duque de Medina Sidonia, Leoncio, se está demandando así mismo porque es miembro del patronatro que rige la Fundación a la que los tres hijos demandan para que se declare su “inoficiosidad”. El duque jamás impugnó su condición de miembro del patronato y es vocal patrono vitalicio.

Los tres hijos no se han puesto de acuerdo y litigan individualmente. Leoncio, Pilar y Gabriel presentan al mismo tiempo sus respectivas demandas por separado, es decir que cada uno tiene su procurador y abogado propio. Es difícil que vayan de la mano cuando dos de ellos, Gabriel y Pilar en 1984 demandan a la madre por el palacio de la Mortera en Cantabria. A su vez Leoncio pleitea con Pilar por el título de Fernandina, que han acabado perdiendo y el pequeño, Gabriel no tiene dudas en calificar públicamente a su madre “como una mala persona que estaba como un cencerro”. A lo largo del procedimiento que desemboca en el juicio del próximo miércoles, hubo una audiencia previa y ahí se solicitó que las albaceas sean también parte del pleito. Las albaceas del testamento, Urquiola de Palacio y Carmen Olías, han sido demandadas por la Fundación porque consideran que han traicionado la voluntad de la testadora en el cuaderno particional redactado al fallecer la duquesa. “Los bienes salen del patrimonio de doña Isabel a título gratuito, esa es la definición de donación aunque ella los aporte como una dotación. Las albaceas hemos procurado cumplir la voluntad de la testadora pero también la ley y es el juez quien decide si es o no inoficioso porque se haya excedido el tercio de libre disposición” así lo aclara Urquiola de Palacio que comenzó a prestar sus servicios de abogada años después de constituirse la Fundación, en 1994.  Las partes consultadas, están convencidas de que estos bienes en litigio acabarán antes o después en la Administración Pública.

 La viuda de la duquesa Roja contra los herederos

La única moradora del palacio porque así lo exigen los estatutos de la Fundación Medina Sidonia es la viuda y heredera de la duquesa, la alemana Liliane Dahlmann de 59 años, que llegó a la vida de la rancia familia cuando fue invitada en 1982 a la boda del primogénito de la duquesa. A raíz de ese enlace, doña Isabel Álvarez de Toledo y Liliane no se separaron y la que fue su secretaría, ya no dejó el palacio de los Guzmanes. No se le conoce ninguna relación desde el fallecimiento de la duquesa. Desde que hace tres años muriese su madre, vive sola en la primera planta, donde aún están las tres habitaciones que ocuparon Leoncio, Gabriel y Pilar, cuando aún eran o parecían ser una familia. Liliane se casó con la duquesa de Medina Sidonia el día anterior a su muerte. Una ceremonia de trámite rápido con las dos sentadas en uno de los salones del palacio, ante una juez, la forense, la secretaría del juzgado y cuatro testigos, contaron anécdotas, brindaron y poco más. Cómo afronta Liliane el macrojuicio “con preocupación” nos contestan en su entorno “porque está siendo demandada y poniendo en tela de juicio la voluntad de la fallecida”. Curiosamente Liliane, si no gana este pleito, reconoce que también podría pedir su herencia como viuda.

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