La quinta y sexta generación de la familia Yllera, en la bodega Entrecastillos.

Las Bodegas Grupo Yllera, creadas en 1970 y gestionadas actualmente por la sexta generación de la familia fundadora, consolidan en Curiel de Duero (Valladolid) su plan de expansión. Adquirieron una bodega a medio construir, fruto de los años del boom inmobiliario y que logró una mención en la Bienal de Arquitectura de 2010, y han invertido 9 millones de euros en Entrecastillos, ya que está situada entre el de Curiel de Duero (el primero de Valladolid levantado sobre un ‘castellum’ romano) y el de Peñafiel (sede del interesantísimo y original Museo del Vino, creado por la Diputación Provincial), para convertirlo en el centro innovador de referencia en Castilla y León.

«Entrecastillos será el centro de innovación y calidad del Grupo Yllera», insisten los hermanos Yllera, que muestran un contagiante entusiasmopor su propuesta de vinos «con frescura», apoyados en la búsqueda de la excelencia, la calidad del producto y procesos respetuosos con el medio ambiente.

Con la primera vendimia, de una cantidad menor de lo habitual pero de una calidad excepcional por la climatología (bajas precipitaciones y altas temperaturas), Yllera da el bandezaro de salida a la bodega de alta gama Entrecastillos, en la Denominación de Origen Ribera de Duero.

Entrecastillos se apoya en la tecnología para elaborar los mejores vinos del grupo. La bodega cuenta con el primer visor óptico de seleccióón que se instala en Castilla y León, el segundo en España, con cuatro niveles de sensibilidad para retirar pasas, uvas rojas o poco maduras, o raspón. También, mesas de selección con alimentación con tolva vibrante para que la uva reciba mejor trato, o una despalilladora de doble cuerpo de última generación.

Llama la atención el equipo de micro-oxigenación para la fermentación, que garantiza una mejor relación entre los orujos y el mosto y una mayor permanencia de los aromas. Y el sistema Osiris, que aprovecha la fuerza del CO2 que se genera en fermentación para hacer el remontado por gravedad. Como la bodega se encuentra ubicada en diferentes niveles, se aprovecha la fuerza de la gravedad para que ningún proceso físico pueda dañar la uva, evitando la utilización de bombas para mover el vino.

Producción más corta

La vendimia en Curiel de Duero comenzó el 29 de septiembre. Como se han unido la baja precipitación y las altas temperaturas en verano y las heladas primaverales, que han provocado una brotación irregular, la producción es más corta de lo habitual, una media del 20% menos, con racimos más pequeños y uvas (bayas) de menor peso, pero de una calidad excepcional y una maduración adelantada con respecto a años anteriores.

Destaca la excelente calidad de las 24 hectáreas de viñedo propio, que han producido unos 4.000 kilos por hectárea, y donde sobresale un Cabernet Sauvignon destinado a unirse con el tempranillo para crear vinos de alta gama.

Toda la vendimia se realizó de manera manual, en cajas de pequeña capacidad. La uva pasa por una mesa de selección de racimos. Luego por el selector óptico de bayas. En todo el proceso nunca se usan bombas mecánicas, sino un puente-grúa, para tratar de proteger al máximo las características de la uva.

No se ha usado ningún tipo de levadura (salvo las autóctonas de la uva) y se hace la fermentación alcohólica y maloláctica en barricas tipo borgoña de roble francés.

Cinco denominaciones de origen

El Grupo Yllera, cuya familia fundadora comenzó con la venta de vino a granel, tienen  ya presencia en cinco denominaciones de origen: Rueda, Ribera del Duero, Toro, y Vinos de la Tierra de Castilla y León. Sus bodegas más emblemáticas se sitúan en Rueda y en Curiel de Duero, ambas en Valladolid. Entre sus propuestas, una nueva categoría en el mundo del vino: los frizzantes bajos en graduación alcohólica (5,5 grados), en sus tres modalidades (tinto, rosé y verdejo).