El mítico reloj, que a sus 156 años ya ha comenzado a dar sus primeros signos de vejez, podría necesitar ahora reparaciones que dejarían a la capital británica sin uno de sus principales focos turísticos.

De esta manera, en caso de iniciarse los trabajos de rehabilitación, la City londinense quedaría vacía del tañido de las campanas del emblemático reloj por primera vez desde 1976, fecha en la que la máquina estuvo dando la hora de manera intermente durante 26 días a lo largo de nueve meses.

«Los comités de ambas cámaras están considerando actualmente la situación y aconsejarán a las empresas cuál será la mejor manera de proceder», ha anunciado una portavoz parlamentaria. «Todavía no se han tomado decisiones sobre los trabajos, los plazos de ejecución o los costes», ha añadido en una declaración.

No obstante, una fuente parlamanteria ha revelado al periódico local ‘Sunday Times’ que la reforma podría costar alrededor de 40 millones de libras (53 millones de euros) y prolongarse durante tres años. El reloj está en un estado tan afectado que «está a punto de fallar», ha agregado la fuente.

En agosto, las campanas comenzaron a repicar seis segundos tarde cada hora, lo que llevó a una meticulosa revisión del péndulo y los engranajes del reloj.

El problema del Big Ben también se extiende a las cámaras parlamentarias, que colindan con la torre y necesitan, asimismo, de trabajos de restauración cuyo importe ascendería a un máximo de 5.700 millones de libras (unos 7.800 millones de euros) y que se prolongarían durante 32 años, de acuerdo a un informe publicado en junio.