Al mismo tiempo que Caritas presentaba su memoria del 2009 en el que informaba que en Catalunya tuvo que prestar ayuda a 45.769 personas el pasado año, las diversos organismos cuantificaban los costes de la próxima visita del Papa en 2,5 millones. El cardenal de Barcelona, Lluís Maria Sistachs aseguró que “la diócesis tiene presupuestados unos 700.000 euros, dado que hemos de instalar muchas pantallas gigantes, equipos de sonido y sillas para las 40.000 personas que participarán en la celebración en los alrededores de la Sagrada Familia”. Por su pate el Ayuntamiento y la Generalitat invertirán otros 700.000 euros especialmente en protocolo y seguridad. Para ello han movilizado a más de 20.000 agentes (incluso los aspirantes a Mossos d´Esquadra), Policia Nacional, Guardias Urbanos, bomberos y personal sanitario) e incluso el espacio aéreo quedará parcialmente bloqueado. Por otra parte la retransmisión televisiva que realizará TV3 tiene un presupuesto de otros 800.000 euros.

Otro aspecto de la visita es las estrictas medidas de seguridad impuestas a las 5.347 viviendas que rodean el templo. Sus moradores han recibido una carta que para poder entrar o salir de su casa deberán presentar el DNI o algún recibo a su nombre desde el día 3 de noviembre hasta el lunes, mientras que por esta amplia zona se prohibirá la circulación desde el sábado hasta las ocho de la mañana del lunes. Ello se suma las perdidas de los comerciantes de la zona, que ya sufren restricciones desde hace un año por las obras del AVE, que este fin de semana tendrán que tener las persianas bajadas.

Esta situación ha provocado malestar incluso en sectores de la iglesia. Muchas entidades religiosas son muy críticos por el conservadurismo de la gestión de Lluis Maria Sistach. Ello ha hecho que el cardenal asegure que “el Santo Padre no viene a molestar a nadie”. Sin embargo ha movido todos los hilos que ha podido para lograr que la visita de Ratziger sea un “baño de masas” que tanto gusta en el Vaticano, y para ello organizaciones religiosas de signo claramente reaccionario están haciendo esfuerzos de movilización. Incluso en algunos balcones –pocos- se ven banderas del Vaticano y en los barrios más pujantes hay algunos carteles dando la bienvenida al pontífice.

En contrapartida, entidades no especialmente anticlericales como son la Federació d´Associacions de Veïns de Barcelona han criticado “los fastos previstos” para esta visita y las molestias que provocará en la ciudad, especialmente entre los vecinos del barrio de la sagrada familia. “En un momento de crisis económica que afecta a tantas personas de nuestra ciudad, entendemos que es necesaria una política de austeridad” aseguran en un comunicado público. También se adhieren a la campaña “Jo no t´espero” (“Yo no te espero”) que trata de congregar a todas las personas contrarias a esta visita. Entre ellas está el secretario de Inmigración de la Generalitat, Oriol Amorós (ERC)  que ha escandalizado a no pocos sectores y ha sido aplaudido por otros. Concretamente dijo en RAC1 que “el imán de Lleida  y el Papa son dos versiones bastante retrógradas y conservadoras de sus propias religiones”. Este imán –Abdelwahab Houzi- le han acusado en los últimos meses de expandir el salafismo en aquella ciudad.

También Joan Herrera, candidato de IC- han  criticado –con palabras más moderadas, eso sí- la visita. Mientras colectivos ateos, libertarios, comunistas, laicos, homosexuales… realizan  una campaña que bajo los lemas “En defensa de la laicidad” y “Yo no te espero”  denuncian “el trato privilegiado que recibe la Iglesia católica” en España y han organizado una manifestación para el día 4 e la plaza de Sant Jaume, en la que prevén la presencia del ex embajador español en la Santa Sede Gonzalo Puente Ojea.