Se ha hecho esperar. Desde que antes de las Navidades pasadas dijera que tenía tomada la decisión y que únicamente lo sabía su mujer y un amigo han pasado más de tres meses. Pero por fin este sábado lo ha dejado claro, para acabar con las especulaciones y acallar a aquellas voces internas que desde el PSOE criticaban que no dejara clara su posición, porque les estaba perjudicando, sobre todo, de cara a los próximos comicios autonómicos y locales del próximo 22 de mayo. «No voy a ser candidato en las próximas elecciones generales», dijo con rotundidad 30 minutos después de haber empezado su intervención como secretario general del SOE en el Comité Federal de su partido.
Despojado el cargo de presidente del Gobierno, y ante los principales dirigentes socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero reflexionó sobre su decisión: «Seguro que no es fácil acertar y he pensado que lo mejor era hacerlo ahora para poner fin a una incertidumbre que podía perjudicar a las reformas y a la creación de empleo. Vamos a seguir respetando los tiempos y los procedimientos».
Comenzó su intervención con una autocrítica, reconociendo que «hemos podido cometer errores», pero también sacando pecho por todo lo realizado porque, como dijo, también «hemos dado la cara en todo momento», y recordó para quien pudieran haberlo olvidado que «nos estamos dejando la piel en la batalla diaria de la crisis». En tono sereno, elogió toda la labor realizada desde el Gobierno socialista y desde su partido por defender el Estado de Bienestar, ya que pese a la dureza de la crisis «hemos mantenido a salvo las políticas sociales», poniendo en primer lugar uno de los logros de los que más orgullosos se siente desde que llegó al Gobierno, haber puesto en marcha la Ley de la Dependencia. Su primer intento de explicar cuál será su legado tras ocho años de presidente, cuando abandone el Palacio de la Moncloa.
Se mostró convencido, además, de que seguirá contando con la confianza de todos los compañeros de su partido, sintiéndose tranquilo por el futuro cuyo primer paso, tras las elecciones del próximo 22 de mayo, será abrir el proceso de primarias para elegir a su sucesor. De esta forma despejada todas las dudas. Ni siquiera este sábado las quinielas se ponían de acuerdo en su Zapatero anunciaría o no su decisión, pero la sede socialista estaba llena de cámaras, micrófonos, grabadoras, fotógrafos y periodistas preparados por si en esta ocasión, por fin, lo iba a decir.
Tampoco faltaba ningún miembro del comité federal. Ni compañeros de Gabinete, ni presidentes autonómicos ni los grandes barones del partido ni los que, además, son sus amigos. Entre ellos, seguramente, estará su sucesor. Había división de opiniones sobre cuál era la mejor estrategia. Algunos pensaban que cuanto antes despejara las dudas, tanto mejor; otros, por el contrario, consideraban que podría interferir en los próximos comicios. Todos acudían con mayores expectativas que nunca a escuchar «la hoja de ruta» de su secretario general, como lo definió la ministra Pajín antes de entrar a la reunión. Una expectación que el propio Zapatero explicó en pocas palabras: escuchar lo que unos anhelaban oír de su boca y otros temían.
Al final de sus 30 minutos de discurso todos dedicaron una de las ovaciones más cerradas que el secretario general del PSOE ha escuchado durante los últimos largos siete años que lleva al frente del PSOE. La crisis ha puesto todo su trabajo en entredicho, porque lo que cuenta son los resultados y, los efectos de la situación económica son más de 4,6 millones de parados y la incertidumbre de no saber cuándo acabará esta mala situación. Todas las encuestas le daban como perdedor de presentarse a una tercera legislatura.
La decisión estaba tan tomada, que Zapatero no se ha dejado aconsejar. Ha elegido el tiempo, pese a que banqueros como Emilio Botín le aconsejaran esperar a anunciar su decisión, apelando a que sería perjudicial para la recuperación económica. También es cierto que nadie le había pedido abiertamente que se fuera, pero según explicó se va por «convicciones personales», aunque muchos dirigentes regionales le hayan animado a ello para que no interfiriera su mala imagen en sus resultados electorales. Así que despejada la duda, ahora les toca a ellos volcarse para ganar los votos necesarios, defendiendo con dientes la gestión realizada.
No han esperado mucho los representantes del PP, tras conocer la decisión de Zapatero, para pedir que se adelanten las elecciones generales. La primera en hacerlo ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Ahora los barones socialistas, junto con Zapatero, deberán decidir qué es lo mejor, si prolongar durante casi un año la carrera sucesoria o elegir rápidamente a su candidato. Zapatero ya les ha dicho que hay que ponerse a ello inmediatamente después del 22 de mayo, convocado las primarias.
Posibles candidatos
De momento, en las últimas semanas varios nombres se han escuchado con fuerza. Alfredo Pérez Rubalcaba es el que parece gozar de mayor consenso, sobre todo desde que Rodríguez Zapatero le nombró vicepresidente del Gobierno, un gesto que todos interpretaron como que estaba nombrando a su sucesor. Aunque tampoco se puede olvidar que desde que llegó a la presidencia, Zapatero siempre ha arropado y proyectado a Carme Chacón, su ministra de Defensa. Aunque también hay rumores que apuntan a que pudiera ser alguien que no figura en ninguna de las quinielas.
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