Los inmigrantes ya se van…

05/04/2011

diarioabierto.es.

Definitivamente, España ha dejado de ser un atractivo país de acogida para los inmigrantes, ya que su número, por primera vez en quince años, ha descendido. Así lo ponen de manifiesto los datos resultantes del Censo de población que acaban de darse a conocer. Y no nos debemos extrañar, dado que la crisis nos ha llevado a tener más de 4,3 millones de parados de los 47,1 millones de ciudadanos que habitan en nuestro territorio.

Hace 15 años vivían en España poco más de medio millón de extranjeros y hoy están censados con fecha 1 de enero de este año 5.730.667, lo que supone el 12,2 por ciento de la población. Pero esta cifra empieza a mermar, porque el censo nos ofrece el dato de que ahora hay  unos  17.000 menos que hace un año. Y la tendencia sigue siendo a la baja.

Dicen los expertos que la situación creada con la crisis económica hacía insostenible el mantenimiento de ese número tan elevado de inmigrantes. Vinieron masivamente ente el año 2.000 y el 2007, en plena vorágine de la construcción, pero fueron los primeros afectados por el desempleo del mismo sector.

Efectivamente, allá por el año 2.000 los inmigrantes venían por tierra, mar y aire. Con “papeles” o sin ellos tenían trabajo inmediatamente. Se vivieron unos años provocando una situación que se vino a denominar “efecto llamada”. Un efecto imparable. Pero la crisis económica provocó el efecto contrario, ya no había empleo y se trataba de lograr que muchos de los que vinieron buscando una vida mejor regresaran a sus países de origen. Y este “efecto rechazo” fue complementado con medidas policiales en toda Europa para impedir la inmigración clandestina procedente del Sur, un fenómeno que estaba dirigido fundamentalmente por grupos de mafiosos.

Entre las medidas adoptadas por el gobierno para esta “operación salida” de inmigrantes, estaba el Plan de retorno voluntario que permitía a los extranjeros volver a sus países y cobrar allí adelantadas las prestaciones por desempleo a que tienen derecho. Y con el compromiso de no regresar a nuestro país en el plazo mínimo de tres años.

Se esperaba que este Plan hubiera afectado a unos 100.000 inmigrantes, pero ni siquiera han llegado a los diez mil. Y no es de extrañar, porque, a pesar de todo, la calidad de vida es mayor en España y en el resto de Europa que en sus países de origen.

Así pues, hoy por hoy, los inmigrantes se plantean sólo dos soluciones ante la situación de crisis que vivimos, o permanecer en España con empleos precarios que pueden lograr de la economía sumergida o trasladarse a otros países europeos donde el paro no  es tan agobiante. Y parece que se están marchando…

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