Tras el fracaso de la entrada del grupo industrial vasco Gestamp-Gonvarri, Abengoa ha optado por acogerse al preconcurso de acreedores, pero con el objetivo de evitar la entrada en concurso (cuenta con cuatro meses para las negociaciones). El panorama se presenta muy complejo, y los acreedores tendrán que echar mano junto a los actuales accionistas de fondos de inversión, como los de perfil capital riesgo, para aportar recursos a la compañía.
La empresa tecnológica y de energías renovables andaluza, que se enfrenta a sustantivos problemas de tesorería, tiene pendiente además la ampliación de capital por 650 millones de euros, de la que en parte depende su futuro. Estas eran algunas de las peticiones de Gonvarri que además de asegurar la citada operación, la aportación de 1.500 millones de euros. Y otro tema capital: la empresa vasca que se interesaba por el futuro industrial de Abengoa se ha mostrado en contra de la venta precipitada de activos, un tema que ahora pude llevarse a cabo.
Ahora la cifra comprometida en el plan de viabilidad de 1.200 millones podría quedarse corta, si se atiende a las exigencias de la banca acreedora, especialemente la extranjera, con entidades como HSBC, Credit Agricole, Citi, Bank of America y Société Générale. Por el contrario Santander se ha decantado como el banco que más ha apoyado a la compañía sevillana, y también ha sido castigado en Bolsa.
En caso que Abengoa entre en suspensión, sería la mayor de la historia de España -por delante de Martinsa-, con un pasivo de 27.536 millones de euros. Y tiene 9.000 millones de deuda financiera bruta.
Después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) levantase la suspensión de la cotización, Abengoa ha vuelto a Bolsa con un desplome cercano al 70%, en la misma línea que sus bonos, si bien después redujo su caída al 53,8% hasta los 0,42 euros.
La empresa, controlada por la familia Benjumea, ha tenido en las últimas semanas varios informes negativos. Moody’s advirtió el 19 de noviembre de la crisis de liquidez, y rebajó su calificación de B2 a B3, ambas en el ámbito de bono basura. Y precisó que podría necesitar financiación adicional y otras medidas por los problemas en la ampliación de capital.
Frente a rumores respecto a una eventual toma de nuevo de las conversaciones, el consejero delegado de Gestamp, Francisco Riberas, ha manifestado que la decisión anunciada es definitiva. «Necesitábamos tiempo para ver si éramos capaces de hablar de un plan a largo plazo. Hemos pedido a los bancos implicados medidas para articular ese plan y, por desgracia, eso no ha podido ser así».
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