Después de presentar oficialmente el preconcurso de acreedores, la dirección de Abengoa ha convocado a las entidades financieras acreedoras para comenzar a negociar un acuerdo con el objetivo de evitar la entrada en la suspensión de pagos definitiva. Cuenta con un periodo de cuatro meses en esta etapa según fija la ley,

La compañía se enfrenta a un proceso de negociaciones, que, si bien tiene como principal interlocutor a la banca acreedora, incluye también a otros damnificados, entre ellos, los proveedores y los tenedores de bonos. Y a estos inversores les ha recomendado que se agrupen para renegociar la deuda, lo que suena a posibles fuertes pérdidas, que ya se perciben en sus cotizaciones. La creación de un comité con ese fin es un paso necesario «para poder gestionar los compromisos de forma eficiente», señala la compañía tecnológica y de energías renovables.

Mientras, en otro frente abierto se intenta -en este tema coincide con la banca acreedora- encontrar un socio que sustituya a Gonvarri. Pero la rápida salida del grupo industrial vasco no pone fácil las negociaciones hasta que no se conozca toda la realidad del grupo, y ni siquiera es atractiva en estas circunstancias para los fondos buitre. Los problemas se agravan con el nuevo desplome que está atravesando en Bolsa, que ha llegado al 37% este jueves, en su último día de cotización en el Ibex, que se une al 53% perdido la jornada anterior. El valor de sus títulos está en los 0,25 euros.

En este contexto, fuentes financieras dudan de que la empresa pueda superar los problemas que le han llevado a esta situación en cuatro meses, por lo que pasaría a la siguiente fase: el concurso de acreedores que sería el más voluminoso de la historia de España. La ampliación de capital por 650 millones de euros está en el aire, mientras que los bancos, especialmente los extranjeros, se niegan a aportar liquidez adicional y están dispuestos a dejarla caer.

Abengoa cuenta con más de 24.300 trabajadores en sus cuatro divisiones (agua, bioenergía, transmisión eléctrica y solar), y también con una deuda no asumible para su tamaño y capacidad para generar caja, y que se eleva a más de 20.000 millones de euros, de los que 9.000 millones es endeudamiento financiero.