“La gente está muy harta de usted, de sus mentiras sobre la crisis, de la carestía, del paro…  La gente no entiende por qué si usted es malo para su partido tiene que ser bueno para el resto de España. ¿Por qué se va un poquito y no se va del todo? Es mejor que se vaya del todo”. Así terminó el portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, su invectiva contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tres días después de que éste anunciase que no repetirá como candidato del PSOE en las elecciones de marzo de 2012. A falta de pleno en el Congreso, los populares apuntaron sus baterías contra Zapatero y contra el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, al que pidieron reiteradamente que dimita ante la aparición de unos datos que sitúan a su hijo Iván como “comisionista, aprovechado y cara dura”. De la petición de dimisión sólo se salvó esta vez el vicepresidente primero Alfredo Pérez Rubalcaba.

La pregunta de García Escudero –un restaurador de arte al que fichó José María Aznar hace muchos años cuando trabajaba en la catedral de Burgos– iba encaminada a conocer si el Gobierno apoya a las pymes y a los autónomos. Zapatero le contestó que claro que los apoya y le dio datos sobre las líneas de crédito ICO (60.000 millones de euros desde 2008), la moratoria de cuotas a la Seguridad Social, los incentivos a la contratación, la reducción del impuesto de sociedades (8 puntos desde 2007) y las normativas que benefician a los autónomos y simplifican los trámites.

Pero la cuestión no era ésa. Lo que el conservador quería decirle era que no entretuviera a la gente con “los líos internos en su partido” y que no se marchara “a medias” sino de una vez. Entonces Zapatero le llamó “valiente” por convertir la petición de elecciones anticipadas en programa político del PP y por demostrar su concepción de la democracia. “Llaman lío al ejercicio democrático –dijo en referencia a las elecciones primarias para elegir sucesor–, pero eso es democracia, no dedazo, que es lo que hacen ustedes”.

Por una vez Zapatero permaneció en el escaño para apoyar y aplaudir a Manuel Chaves, al que los populares Rafael Salas y Patricia Navarro pidieron que dimita. El primero sacó a colación los Eres en los que se colaron algunos aprovechados y le dijo: “Está usted achicharrado”. Después llamó “comisionista” de la Junta a su hijo Iván Chaves, invocó el millón trescientos mil parados andaluces, afirmó que “el régimen se cae” y le pidió que de la cara, explique lo ocurrido y dimita. En medio de pateos y abucheos, su compañera Navarro llamó “cara dura” a Chaves y afirmó que el caso de su hijo olía a Guerra, es decir, al “caso Juan Guerra”. “Debería hacer usted lo mismo que el entonces vicepresidente y dimitir”.

Chaves se defendió recordando que ya en la última campaña electoral desataron “una calumnia contra mí y mi familia” y presentaron una querella que acabó archivada por el Supremo. “Y ahora lanzan nuevamente una campaña de difamación, ahora ponen a mi hijo utilizando papeles y documentos robados. Yo nada tengo que decir sobre las actividades de mi hijo. Vayan a los tribunales. Pero me provoca una profunda repulsión lo que algunos de ustedes están dispuestos a hacer para llegar al Gobierno”. La primera respuesta de Chaves fue acogida con prolongados aplausos por los senadores socialistas y los miembros del Gobierno que asistían a la sesión. En su segunda intervención recordó que el PP lleva 20 años pidiendo su dimisión porque ha perdido todas las elecciones en Andalucía y afirmó que aunque embarren el terreno de juego volverán a perder.

El único dato que Chaves aportó fue “el robo” de documentos a su hijo. Al parecer, entre ellos estaría su agenda, en la que figuran empresarios y consejeros de la Junta, de donde la senadora Patricia Navarro dedujo que era comisionista y su compañero Salas afirmó que las comisiones llegaban hasta el 45% de los contratos. Lo cierto es que Iván Chaves creó en 2006 la consultora Cexmark Soluciones y que ahora se encarga de alquilar los espacios comerciales del nuevo centro sevillano Metropol-Parasol inaugurado hace una semana por el alcalde Monteseirin y cuya conservación y explotación fue concedida por cuarenta años a la constructora Sacyr.