Legitimidad de Zapatero

06/04/2011

diarioabierto.es.

“Presidente interino”. “Presidente cojo”. “Un Gobierno descabezado”. “Zapatero ya no sirve”. Son algunas de las declaraciones dedicadas al presidente del Gobierno, este fin de semana, por miembros del PP, especialmente Esteban González Pons y Javier Arenas. Por ceñirnos a un análisis semántico, podríamos decir que las imprecisiones son notorias. José Luis Rodríguez Zapatero no es un presidente interino, porque no está supliendo la falta temporal de alguien. Las segundas elecciones generales ganadas a Mariano Rajoy le otorgan la titularidad absoluta del cargo, independientemente de que decida volver a presentarse o no, del mismo modo que José María Aznar no se convirtió, tampoco, en un “presidente interino” cuando anunció que no sería el nuevo candidato del Partido Popular, y que designaba a Rajoy como su sucesor. Si empezamos por la afirmación más suave, pero cargada de intención, las manifestaciones siguientes son igualmente imprecisas: ni Zapatero está cojo, al menos que se sepa, ni el Gobierno, por tanto, está descabezado; o, si lo está, en todo caso, no lo está ni más, ni menos, que la oposición, guiada por un especialista en cosechar derrotas.

En cuanto a lo de que “Zapatero ya no sirve” –frase de González Pons- implica tácitamente, por una lógica verbal, que sí ha servido hasta ahora. Entonces, ¿qué ha pasado estos ocho años de acoso y derribo a ZP? No espero que González Pons caiga en estas sutilezas verbales, pero sí sería deseable cierta precisión gramatical. Si ya no sirve, significa que antes sí sirvió. En fin. La única intención, oscura, en todo esto, es la misma que ha guiado a la oposición en los últimos ocho años: desacreditar al Gobierno, tratar de poner en continua tela de juicio ciudadana la legitimidad de quien ganó las elecciones. Es, de una forma civilizada y menos belicosa, el mismo principio que sustenta el conflicto actual en Costa de Marfil. Creíamos que todo esto había desaparecido en la segunda legislatura de Zapatero; pero, para quienes creyeran que la cantera del hooligans del Partido Popular se había quedado maltrecha tras la desaparición de Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, ahora encontramos dignos sucesores.

José Luis Rodríguez Zapatero puede ser criticado, porque para eso es nuestro presidente del Gobierno. Pero estos comentarios, ahora que se va, son la guinda malévola de un pastel envenenado, que subrepticiamente enloda todo nuestro proceso democrático. Ganó las elecciones, y su legitimidad jurídica es total hasta el último día.

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