Creatividad contra la crisis

28/10/2010

Marisa Cruzado.

Estos días he tenido la oportunidad de viajar por diferentes puntos de la geografía española y compartir cierto tiempo con representantes de empresas, asociaciones, organizaciones sindicales y  gobiernos locales y autonómicos. Una oportunidad así no puede desaprovecharse así que he elaborado mi propio mapa de la situación. Por desgracia hay varios elementos comunes y nada halagüeños, que se han repetido fuera cual fuera el interlocutor o el lugar donde estuviéramos.

En titulares, podríamos resumirlo como “El pesimismo generalizado se extenderá hasta 2012” Y no se debe sólo a que los presupuestos no hayan contentado a nadie a pesar de haber salido aprobados o al desplome del consumo familiar en el mes de septiembre. En general hay miedo, y todo el mundo tiene seguro que lo que toca es seguir apretándose el cinturón. Como consecuencia, el empleo no tiene visos de recuperarse. Y  partir de ahí, es difícil que algo cambie.

En esta situación, las empresas sobre todo las pequeñas, tienen que tener mucho cuidado con las decisiones estratégicas que toman. Cualquier error, por pequeño que fuera, puede hacer estragos en la situación económica actual. Pero, ¿Cómo pueden este tipo de negocios mantenerse a flote durante otro año más?

En general, la respuesta es unánime. Hay que mirar hacia delante. La realidad es que para facturar lo mismo, ha habido que hacer el triple esfuerzo. Los comerciales han tenido que triplicar sus visitas y sus llamadas de teléfono para conseguir los mismos resultados de venta. Y estos teniendo en cuenta que los precios, por ejemplo en el sector servicios están congelados o en otros, como en publicidad, han tenido que reducirse considerablemente. Así, aunque se haya podido mantener el número de clientes, no se ha incrementado la facturación y además, los profesionales están “quedamos”.

Pero da igual del sector que hablemos. En el de alimentación, las marcas tienen su propia lucha contra las marcas blancas de los grandes grupos de distribución que les están quitando cuota de mercado. Y mientras unas suman esfuerzos para recordar a los consumidores sus ventajas competitivas en campañas publicitarias, (recuerden: “Danone no fabrica este producto para otras marcas…) otras para sobrevivir, se ven obligadas a producir para esos grupos escondiendo su marca. Y lo reconocen con rubor.

Mientras, las que sobreviven, se enfrentan a otro reto más. Conseguir que su plantilla siga dispuesta a dejarse la piel. Más por lo mismo. Lo de siempre, ¿o no? Es una oportunidad de oro para empezar a explotar nuevas opciones que suponen una retribución “no salarial” pero que es cada vez más valorada. Políticas de flexibilidad que permiten a los trabajadores cumplir con sus obligaciones personales y profesionales sin agobios. ¿Qué puede suponer a para una empresa, por ejemplo, establecer un margen horario para entrar y salir? Desde el punto de vista emocional, que un padre pueda llegar más tarde y deje a su hijo en el colegio. O que una empleada, entre la primera a trabajar y se vaya la primera, para poder ir a clases de inglés. ¿Medidas que afecten al bolsillo? Ofrecer productos como cheque restaurante, guardería, o ayudas para tecnología, que se reducen de la nómina y por tanto, no computan fiscalmente.

La creatividad es siempre una buena opción. Propongo usarla de bandera e intentar mejorar algunas cosas para que otras, también mejoren.

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