Nochevieja en casa de Cuqui Fierro

03/01/2016

Carmen Duerto.

cuqui2Ni aunque hayas ido veinte veces a cenar a la casa de Cuqui Fierro dejas de sorprenderte por lo fabulosamente que recibe. Ni los dolores en las piernas y en el corazón que le restan movilidad, le impiden dar la bienvenida en el recibidor de su casa, cuajada de esmeraldas y vestida con una chaqueta dorada con bien de brilli-brilli “me gusta todo lo que brilla y tiene animal print, discreta no soy”. Un recibidor con acceso a la pequeña capilla donde todos los domingos se oficia misa a la una y que algunos amigos, también presentes en la cena de Nochevieja como María Teresa Viscasillas y su hijo Dani San Martín, la tienen como la iglesia de cabecera.

cqui1Cuqui Fierro es una galaxia en el centro de Madrid. Su palacete en el barrio de Salamanca madrileño ha sido escenario de las mejores convocatorias sociales de la ciudad. No sólo por ser el escenario de referencia para que Isabel Preysler o Tita Thyssen se codeasen con la sociedad a la que ellas querían pertenecer, es que el “quién es quién” –algunos ahora andan desmemoriados- se han dado cita allí en esos recios muros. Un “quién es quién” que incluye desde el rey don Juan Carlos a Luis Miguel Rodríguez, el empresario de la chatarra amigo de Carmen Martínez-Bordiu del que incomprensiblemente está enamoradísima y cuya madre, Carmen Franco estaba invitada a cenar pero excuso su asistencia por estar en el Mar Menor pasando las fiestas con unos amigos.

cuqui3Las Nocheviejas en casa de Cuqui Fierro serán recordadas para siempre porque como ella recibe ya no lo hace nadie en España y me atrevería a afirmar, que ni en La Zarzuela se trata a los invitados con la excelencia y cariño con la que lo hacen en esta casa. Sirva un dato, las doncellas y mayordomos que atienden conocen a todos los invitados por sus nombres y después de servir la cena, el servicio que tiene contratado Cuqui, esa noche eran doce personas algunos libraban, se reunía en el salón junto a los invitados para saludar y desear Feliz Año. Decir que la cocinera abulense, que lleva veinte años en casa de Cuqui y su ayudante argentina, recibieron una ovación por las exquisiteces que habían cocinado. “El servicio de mi casa son como de mi familia. Les gusta que recibamos invitados y atenderles bien. A muchos les sorprende que las doncellas vistan hasta con cofia pero eso es porque yo estuve casada con un señor de Bilbao y allí era costumbre, pero no sabes lo difícil que es encañonar esas cofias”.

A las nueve de la noche comenzaban a llegar los invitados, Carlos Ochoa, nieto del premio nobel Severo Ochoa, era de los primeros en acudir en moto, pero sólo para saludar no se quedó a cenar. La que sí se quedó y disfrutó fue Leonor Madrid, amiga de Cuqui desde los doce años. Su hijo Javier López Madrid, excelente amigo del rey Felipe, es ahijado de Fierro y los maridos de ambas, Germán López y José Antonio Torrontegui, fueron socios de Volvo en España. Esa noche Leonor brindó feliz porque su hijo ha sido exculpado de una denuncia con pruebas falsas que les tuvo en vilo hasta hace unos días. Al momento llegaba Encarnita Polo que está muy recuperada y deseando poder participar en pequeñas audiciones como las que le contaba que hacía Paloma Gómez Borrego, que apareció a tomar las uvas y estaba encantada porque le va divinamente con sus actuaciones por España recitando a los clásicos acompañada de un músico.

cupora mesaTambién Jaime Martínez Bordiu y su novia Marta Fernández, a la que los invitados a medianoche le cantaron el cumpleaños feliz de una edad indeterminada. Antes vende su pequeño coche rojo descapotado que confesar la edad. Jaime, durante la cena comentaba lo bien que lo habían pasado en París en la boda de su sobrina Cynthia Rossi “son una pareja estupenda, él había sido su primer novio y es un “cerebrito”. Ellos lo dejaron porque Benjamín sólo tenía tiempo de estudiar. Así que cuando se reencontraron casualmente, retomaron la relación y él ahora es un médico al los hospitales se rifan. Mi sobrina ya está instalada en Burdeos y allí pinta sus cuadros que tienen hasta lista de espera”. Esto lo comentaba Jaime, apoyando los brazos sobre un mantel blanco bordado con hilo rojo en las Islas Azores que hacía juego con los platos. Sobre una vajilla de corales de Limoges tomamos un caldo y luego, langostinos en salsa con arroz blanco.

Para la pularda rellena de frutos secos acompañaba con puré de manzana, cebolla y castañas, se usaron los platos con motivos de caza, como le correspondía a una fabulosa pularda. La cristalería italiana y los centros con mariposas brillantes y flores frescas, la mesa era una auténtica alianza de las civilizaciones y quién frecuenta esta casa, como David Meca, ya me advertía; “deja sitio para el postre porque son irresistibles y todos caseros”. Eso hice ante la visión de la tarta de limón, la de chocolate y la de yema. En mis pies tenía a Lady España, a Vivi y a Tedy, unos malteses y yorkshires pendientes de estos manjares y ni ellos ni yo queríamos que llegase el 2016 para interrumpir semejante Festin de Cuqui. Por cierto, las doce uvas peladas y sin pepitas, fueron seguidas desde la puerta del Sol de Madrid, gracias a TVE. No se vio más televisión, ni se escuchó más música que las del tintineo de las copas al brindar con un anillo de oro dentro, mientras que con la mano derecha se sujetaban algunos billetitos de euros. Supersticiones que no cuesta seguir y por si acaso, que las meigas “haberlas haylas”.

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