Primera sesión con lactante, diputada de color y presidente socialista

13/01/2016

Luis Díez.

Describe el catedrático de la Universidad de Salamanca Román Álvarez en su magnífico libro “Escuelas y maestros: memorias y evocaciones” (Ediciones Ambosmundos) la gran sensación que causó la primera persona de raza negra que asomó por su pueblo, allá en los años cincuenta. Las gentes de Abelgas, en las montañas leonesas de Luna y Babia, sabían por la Enciclopedia escolar Álvarez que había varias razas humanas –blanca, amarilla, negra, cobriza y aceitunada, según el libro–, pero nadie había visto un negro de verdad hasta la tarde en que apareció aquel joven de color en la lechería. Las reacciones de las mujeres que allí acudían a desnatar la leche y hablar durante horas oscilaron entre el susto con respingo, la admiración y el evidente alboroto en su conjunto. Quiere decirse que lo que ponía la Enciclopedia era verdad. La sorpresa fue todavía mayor cuando comprobaron que el negro hablaba español y tenía nombre cristiano. Se llamaba Enrique Gori, guineano de Fernando Poo, estudiaba en Madrid y había sido invitado, en breve visita, por unos amigos, oriundos del lugar y establecidos en la capital antes de la guerra en el gremio de la hostelería y la mantequería. Con el tiempo, Enrique Gori llegó a ser presidente de la Diputación de su provincia y procurador en Cortes. Franco lo condecoró. Otro dictador, Macías, acabó con él. Ahora su sobrina carnal, Rita Bosaho Gori, es la primera negra –“no me molesta que me llamen negra”, dice– que llega al Congreso como diputada de Podemos elegida en las elecciones del 20 de diciembre de 2015.

La constitución del Congreso nos deparó la presencia, también por primera vez, de un bebé de seis meses en el hemiciclo: el segundo hijo de la diputada y dirigente de Podemos Carolina Bescansa. Se lo llevó consigo y le dio teta en el escaño. Pablo Iglesias lo tomó en brazos y le hizo carantoñas. El bebé, tan feliz, claro. Habría sido estupendo que Bescansa le hubiera dado de mamar en el sillón presidencial, pero no fue posible porque el socialista Patxi López la ganó a votos y su convirtió en el nuevo presidente del Legislativo. Contaba Mark Twain que los bebés ganan todas las batallas y, para demostrarlo, proponía que se le entregase un niño de pecho a un victorio general. El resultado era evidente: el lactante daba tanta guerra que acababa derrotando al general. Aunque López no ha sido general, sino lehendakari, Bescansa se ahorró la estratagema de entregarle al niño para que lo derrotara.

La primera batalla de la undécima legislatura la ganó el PSOE, que consiguió el apoyo de los 40 diputados de Ciudadanos (C’s) y se alzó con la presidencia de la segunda magistratura del democrática del Estado. Su discurso –un canto a los que lucharon por la democracia, un llamamiento a la solidaridad entre los que tienen tanto y los que no tienen nada, y un elogio de la pluralidad, la diversidad y el diálogo para sumar lo que nos une y reducir las diferencias que nos separan– no gustó al presidente en funciones, Mariano Rajoy, que, al contrario que sus ministros, olvidó aplaudirle. Digno de ver fue su gesto de desagrado cuando los electos de Podemos juraron o prometieron acatar la Constitución para cambiarla.

Varios diputados de Equo-Podemos, encabezados por Juan José López Uralde, llegaron en bicicleta al palacio de la Carrera de San Jerónimo, no tanto para poner en evidencia la acumulación de coches oficiales de los miembros del Gobierno como para reivindicar la preservación del medio ambiente con un sistema de transporte público sostenible. Cierto es que ellos venían de la Puerta del Sol, que está muy cerca, y Rajoy de La Moncloa, que está más lejos, o sea, debajo del barojiano Cerro del Pimiento. Los electos de Compromís-Podemos, encabezados por Joan Baldoví, llegaron ruidosamente acompañados de banda y música. Sólo les faltó la bandera. Los trombones, tambores y trompetas, tan alegres y abundantes en la Comunidad Valenciana se callaron ante los leones, obra, como el frontón principal del Congreso, del gran escultor aragonés Ponciano Ponzano, al que los franceses copiaron y agrandaron hasta la exageración la famosa Estatua de la Libertad que luego regalaron a los estadounidenses. Y de eso, de que seamos conscientes del valor de la libertad, también habló el nuevo presidente López, aquel niño que en ocasiones acompañaba a su padre, el sindicalista y socialista vasco Lalo López Albizu, cuando los de arriba se tomaban la libertad y los derechos humanos a beneficio de inventario.

Sin ánimo de adelantar las escenas que han de venir, solo añadir que sus señorías tienen cinco días para formar los grupos parlamentarios y designar protavoces, lo que nos sitúa en el 18 de enero, que el rey Felipe VI despachará en La Zarzuela con todos los dirigentes y encargará formar gobierno y que la primera sesión de investidura podría ser convocada por la Mesa del Congreso para la última semana de este mes, como desea el presidente y candidato a sucederse a sí mismo, Rajoy. En todo caso, la apertura solemne de la legislatura, a cargo del rey deberá celebrarse, según el Reglamento, en un plazo no superior a quince días desde la constitución de las Cámaras. Y al decir “Cámaras”, mencionar que también quedó constituido el Senado, donde el PP mantiene su mayoría absoluta y que seguirá presidido por el conservador Pío García Escudero.

 

¿Te ha parecido interesante?

(+1 puntos, 1 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.