Tras esta adquisición, Abertis pasa a controlar el 100% del capital de la vía, de 61 kilómetros de longitud y la que más tráfico registra en Chile.
Con esta operación, la división chilena de Abertis duplica su tamaño y el país se convierte en el tercer mercado de la compañía que dirige Francisco Reynés.
Abertis calcula que la integración global de esta autopista aportará unos 220 millones de euros a sus ingresos y unos 160 millones a su beneficio bruto de explotación (Ebitda) en un ejercicio completo, pero también 400 millones de deuda.
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