Con la banca a la espera de reabrir las conversaciones con Abengoa para tratar el plan de viabilidad del grupo tecnológico en su conjunto, que ya ha sido aprobado por su consejo de administración, algunas conclusiones parecen ya inevitables, por más que estén pendientes de negociación temas básicos como la venta de activos, la renegociación de la deuda, y qué parte de ésta se capitalizará y en qué condiciones. Y además con las divergencias existentes por la negativa a aceptar las quitas (de más del 60%) que pide la compañia.
En este contexto, si bien no se pueden conocer con detalle los porcentajes que los nuevos principales accionistas tendrán de la Abengoa que saldrá de la aplicación del programa de salvamento -las entidades bancarias acreedoras, fondos y bonistas-, los cálculos iniciales apuntan a que los socios actuales, tanto los minoritarios como la familia Benjumea verán reducida su participación al 7% o al 8%. Y de ese porcentaje en el entorno de la mitad será para los actuales dueños del grupo. Los Benjumea tienen el 45,6% a través de Inversión Corporativa.
Los cálculos actuales cuentan, asimismo, con otra conclusión: que la banca y los bonistas que poseen la deuda cotizada, y que se reparten los 9.000 millones de euros del endeudamiento corporativo, serán los que tomen el control de la empresa sevillana. Si bien los interrogantes, cuando aún no se han iniciado las conversaciones, se extienden a aspectos que van desde la fórmula de conversión de la deuda en capital, el objetivo de entrada en el accionariado de fondos que han comprado deuda al de otras entidades de inversión colectiva que tendrían un objetivo más centrado en la permanencia.
Pero ahora el tema prioritario es el acuerdo entre el comité bancario, liderado de alguna manera por Santander, y los bonistas para dotar de liquidez a Abengoa con la aportación en dos fases de 160 millones de euros, con el fin de no paralizar su funcionamiento. En este contexto otra cuestión que separa a los dos grupos de acreedores, además de las garantías, es el tipo de interés de los préstamos, que en el caso de los bonistas se eleva al 25%.
La empresa, con el plan de viabilidad realizado o por Álvarez & Marsal, avanza, por otro lado, en el recorte de costes, tanto como en la fijación de las posibles ventas de activos, con la filial Abengoa Bioenergía a la cabeza. Y si bien no afectaría a todos los activos, el objetivo es obtner unos 1.000 millones de euros, y salvar de la desinversión Atlántica Yield (Abengoa Yield).
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