No hay más que ver los gráficos de las distintas Bolsas europeas en la jornada de hoy para ver cómo volvemos a las andadas. Poco importan las reformas que se hayan hecho o el crecimiento económico conseguido. Lo que importa es que los inversores clasificaron a España en un determinado grupo y no va a ser fácil salir de ahí. El Sur es el Sur y cuando vienen mal dadas, van todos de la mano.
Lo cierto es que en estas nuevas caídas de los mercados, cada país tiene lo suyo. Alemania tiene el lastre de la crisis de Volkswagen y los problemas de las exportadoras en cuanto el euro recupera posiciones frente al dólar, que es lo que ha hecho hoy, por ejemplo.
Francia tiene un proceso de reformas a medio hacer y una economía que ha coqueteado más que ninguna otra con la recesión en el último año y medio. Italia tiene un sector financiero casi en las puertas de la UVI, Portugal tiene un gobierno que despierta los recelos del mercado, Grecia sigue negociando cada paso que da en su programa de reformas para conseguir nuevas ayudas….
¿Y España? España tiene una inestabilidad política manifiesta y un sector financiero muy preponderante en la Bolsa y otras muchas facetas de la economía al que se le estrechan cada vez más los márgenes y parece incapaz de recuperar márgenes.
Estos son los tipos de cosas que miran por ahí fuera y, en términos globales, el panorama europeo resulta tan poco halagüeño que se da por descontado que el BCE ampliará el plazo de la QE hasta 2017, pondrá más dinero encima de la mesa y cobrará más aún a los bancos por los depósitos que mantengan en el instituto emisor.
Todo con tal de que fluya el crédito y que la recuperación de los márgenes de la banca vaya por ahí, pero hay que recordar que las entidades son remisas a conceder créditos porque al mismo tiempo les están ‘apretando las tuercas regulatorias’ en cuestiones como ‘core capital’ o morosidad. Un círculo vicioso del que va a ser complicado salir, la verdad.
Y en estas circunstancias, cada nuevo movimiento a la baja es casi una tragedia porque el mercado es incapaz de cualquier contención. Los 9.000 puntos del Dax y los 8.000 del Ibex han saltado por los aires:
Y es que el índice que debería ser en este momento el líder del resto de la Eurozona para tratar de salir del bache tampoco está para demasiados trotes y ha bajado casi tanto como el Ibex desde que comenzó el año.
Al Ibex le pesa la inestabilidad política y los bancos y al Dax le pesa Volkswagen y eso que ahora llaman la ‘fortaleza del euro’, cuando está a 1,10 dólares y estuvo a 1,50. Da la sensación de que muchos no han hecho su deberes y entre ellos hay que pensar en todos los que creyeron a pies juntillas en una paridad con el dólar o a todos los que se endeudaron pensando que los tipos bajos eran la panacea.
Por poner un ejemplo, en la industria petrolera los márgenes empiezan a no dar en muchos casos para pagar la deuda y los CDS suben como la espuma, casi tanto como en el sector bancario…
¿Estamos ante un cambio de tendencia? En realidad, no. Los mercados están jugando a algo que llevan seis años jugando: «alguien nos sacará del atolladero» y están dispuestos a apurar lo que haga falta, por lo que se ve.
Al cierre, el Dax perdió un 1,11%, el Ibex un 2,39%, el CAC un 1,69%, el Eurostoxx un 1,75%, el Mib italiano un 3,21%, el PSI portugués un 2,39% y el Índice de la Bolsa de Atenas un 2,89%.
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