El divisionismo vislumbra la aurora del porvenir

19/02/2016

Miguel Ángel Valero. Los pintores italianos muestran el camino que llevará hacia el futurismo y las vanguardias del siglo XX.

“Nosotros somos la última luz de un ocaso y seremos, tras una larga noche, la aurora del porvenir”. Estas palabras de Giovanni Segantini reflejan la exposición ‘Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad’, que se puede contemplar en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23, Madrid) hasta el 5 de junio.

Como reconoce la comisaria de la exposición, Beatrice Avanzi, más allá de alguna obra, como ‘Il Quarto Stato’ de Guiseppe Pellizza, el divisionismo es muy poco conocido fuera de Italia. Y es un movimiento interesante, por sus estudios de la luz y el color, pero también porque, bebiendo del simbolismo y de las mismas fuentes teóricas del puntillismo en Francia, se separa de éste y de otras tendencias artísticas en Europa.

04. DivisionismoDestaca especialmente cómo los experimentos con la luz y con el color y la representación simbólica de la realidad no impiden la conciencia social, con cuadros donde se muestran las condiciones de vida de los más desfavorecidos en Italia. Hasta el punto de que ‘Riflessioni di un affamato” (“Reflexiones de un hambriento) de Longoni llegó a estar prohibido por “instigación al odio entre las clases”, según el Gobierno.

La deriva realista es precisamente la segunda etapa de la exposición, tras La luz de la naturaleza y “Alba”, de Morbelli, donde manda la descomposición de los colores, el paisaje como reflejo del estado de ánimo del artista, y donde destacan también el blanco de los Alpes en los trabajos de Longoni, Magi o Fornara. La luz deja paso a la crítica social, con obras como las de Morbelli, que denuncian las duras condiciones de trabajo de las mujeres recolectoras de arroz o los ancianos abandonados en el Pio Albergo Trivulzio.

Esa fase evoluciona hacia la “pintura de ideas”, que indaga sobre cuestiones universales como el tiempo, la vida, el amor o la muerte a través de la maternidad (‘Le due madri’, ‘L’angelo della vita’, ambas obras de Segantini). Aquí sobresale ‘Il sogno’, de Previatti-

Giovanni Segantini: Az Élet AngyalaPero el divisionismo abre la puerta al futurismo. Balla, que había coqueteado con el puntillismo, se centra en el contraluz llevado a la vida doméstica. Boccioni retrata a su madre descomponiendo la luz en pinceladas azules, lilas, rosas y verdes (‘Nudo di spalle’).

Y llegamos al futurismo, cuyo Manifiesto (publicado por Marinetti en Le Figaro el 20 de febrero de 1909) proclama que “un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”. Boccioni descubre en Francia el cubismo de Picasso y de Braque y en ‘Costruzione spiralica’ combina la fragmentación de los objetos y la descomposición de los volúmenes. Severini busca la luminosidad y el movimiento en obras como ‘Ritratto di Madame S’. Y Balla, trasvestido en Futur-Balla, se adhiere al futurismo investigando el movimiento mecánico y el efecto de la desmaterialización de los cuerpos debido a la velocidad (‘Velocità d’automobile’).

La muestra ayuda a conocer el divisionismo, su papel de precursor del futurismo, que abre la puerta a las vanguardias, su relación con el puntillismo, con el simbolismo, con el cubismo, pero también su función de denuncia social.

 

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