Están locos estos romanos

12/04/2011

M. L.. 12-04-2011

Llevaba razón Obelix: «están locos estos romanos«. Tan pronto se ponen locos de alegría alcista como les inunda el más profundo pesimismo bajista. Pero en Wall Street al menos no nos intentan dar gato por liebre hablando de Japón. Asumen con naturalidad que no han gustado los resultados de Alcoa; que las perspectivas de los que tienen que retratarse, que son todos, no son excesivamente buenas; que el «boom» de precios de las petroleras en los últimos tiempos puede estar en entredicho y que, de hecho, los altos precios del petróleo ya están condicionando la demanda y que el recorte presupuestario se les puede atragantar a todos.

Por tanto, no hay una razón, sino varias, y el asunto japonés no es el de primera fila. ¿No será que en Europa existen los mismos temores a los resultados empresariales, al rebrote inflacionario y al efecto de la subida de los tipos de interés? ¿Por qué nadie habla del aumento del Euríbor, muy superior a lo que se espera de la evolución de los tipos oficiales en la Eurozona? Es mejor hablar de Japón y tenernos a todos en Babia. Al otro lado del charco, en cambio, nos hacen la del pulpo en cuanto pueden, pero no buscan excusas por lo general.

Comprenderán que en estas circunstancias, lo lógico era que los mercados bajaran. Y bajaron. Lo que no era muy previsible era que lo hicieran la la forma que lo llegaron a hacer, sin duda influidos por el derrumbe europeo. Cabe decir que intentaron recuperar en la segunda parte de la sesión, pero las incógnitas pudieron más que las certezas y aún así, redujeron las pérdidas en una tercera parte de los que llegaron a ser, que no está mal.

Me dirán ustedes ¿y ahora qué? y yo les responderé como casi siempre: mucha prudencia y dosis extra de paciencia. Si piensa que el mercado va a seguir al alza, estos momentos pueden ser buenos para cosechar a mejores precios. Pero si piensa que no veremos nuevos máximos en varios meses, venda sin dudarlo un momento. Ganará incluso si se equivoca porque siempre se está a tiempo de subir al tren. En cambio, llega un momento en el que es difícil bajarse.

En cuanto a la sesión estrictamente, lo que más me ha gustado es que haya sido el S&P 500 el que haya demostrado mayor fuerza dentro de la debilidad. Dar el relevo al Dow es imprescindible de cuando en cuando y el megaíndice de los megavalores hoy estaba demasiado aquejado de «alcoitis». Por lo que se refiere al Nasdaq Composite, cualquier día nos dará la sorpresa agradable, pero sigue bajo el efecto de las dudas lanzadas por los innombrables analistas.

Al cierre, el S&P 500 logró detenerse en una caída de «sólo» el 0,78% (llegó a bajar más de un 1%), mientras el Dow Jones perdía un 0,95% y el Nasdaq un 0,96%.

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