La reunión del consejo de administración que Repsol celebra esta semana, en la que se analizará los resultados de 2015 -por otro lado, ya adelantados por la compañía-, ha servido para que en medios del mercado se baraje la posibilidad de que el grupo estudie alguna operación que sirva, por un lado, para lanzar un mensaje positivo a las agencias de rating para no empeorar su calificación, en la medida que ésta conlleve una reducción de la deuda. Y que ayude además a reforzar la tibia y volátil mejora que la petrolera ha experimentado en Bolsa por factores intrínsecos e exteriores.
Con el recorte del dividendo bloqueado por las necesidades de liquidez de sus accionistas institucionales –La Caixa y Sacyr-, como ocurrió en etapas anteriores de Repsol, pese a que la empresa española se sacudió ya a Pemex, uno de los más estrictos socios respecto a la retribución, ahora se habla de otras operaciones.
Y básicamente se trata de la reducción de su participación del 30% en Gas Natural en un 10% o en un 15%. Si es así, el grupo no va adelantar su jugada para evitar reacciones negativas en Bolsa, pero los analistas no sólo no la descartan sino que además la aconsejan. Sería una operación, sin duda pactada con La Caixa, con contrapartidas algo dolorosas. Y no sólo por el lado de la reducción del dividendo ingresado, también por el efecto en las posibilidades de una mayor integración entra ambas defendida por la dirección de la petrolera.
En esta línea desde Bankinter se señala que Repsol podría reducir el endeudamiento, que asciende a 15.400 millones. El 10% de la empresa que dirige Rafael Villaseca tiene un valor de mercado de unos 1.610 millones de euros. El banco recuerda que Standard & Poor’s (S&P) ha iniciado el proceso de revisión de su calificación, que se sitúa en ‘BBB-‘, con perspectiva negativa.
Con una opinión similar desde Ahorro Corporación se destaca que el grupo que preside Antonio Brufau podría reducir entre el 12% y el 18% de su deuda financiera neta y manteniendo una posición relevante en la eléctrica-gasista. Desde estas entidad se duda de la conveniencia de mantener un dividendo con una rentabilidad del 11% a la cotización actual -pese a que se pueda optar por el cobro en acciones-, mientras que la venta de un paquete podría evitar la degradación de la calificación de su deuda.
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