El final de una Legislatura no es el momento para tomar decisiones impopulares de calado, como subir impuestos. Esta es la tesis que defiende el PSOE a un año de las elecciones generales. Pero esta opinión no la comparten otros partidos, como Convergencia i Unió, que gobierna en Cataluña desde hace unos meses. En el marco de una serie de convergencias organizadas en Madrid por la patronal farmacéutica, Farmaindustria, el consejero de sanidad de Cataluña Boi Ruiz no tuvo ningún reparo en reconocer ante un nutrido auditorio de empresarios, altos ejecutivos y políticos que el actual modelo sanitario no sirve; que está en plena bancarrota. Y, como estamos asistiendo a un cambio de modelo económico, que no quieren reconocer algunos, habrá que adoptar medidas paliativas para extirpar este cáncer económico y asegurar el Sistema Nacional de Salud. Boi Ruiz y el día anterior Ana Pastor (PP) coincidieron en asegurar que el “agujero” de la sanidad española es de quince mil millones de euros.

Partidario de los recortes sin ningún tipo de miramientos, el consejero catalán ofreció argumentos más que suficientes para llegar a esta conclusión que expondrá, según anunció, en un próximo Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. No hay dinero y, por tanto, la realidad se impone de forma brusca. Los recortes afectarán a los salarios de los médicos en todo el Estado español, así como al resto de los trabajadores sanitarios, aunque ahora se centren en la Comunidad catalana donde la deuda sanitaria supera los mil millones de euros gracias al Tripartito.

Intervenciones quirúrgicas menores como vasectomías, amígdalas, etc, tendrán que ir a lista de espera, porque los quirófanos –según anunció el consejero Boi Ruiz- se cerrarán por las tardes. Y si alguien quiere hacerse una vasectomía y no esperar, que se la pague de su bolsillo, apostilló.

Lo mejor de la conferencia de este político catalán fueron las caras de muchos de los asistentes. Algunos no daban crédito a lo que estaban oyendo; otros, los menos, apoyaban su valentía y el resto asistió a un anuncio de medidas de urgencia que, por pura lógica, se tendrán que implantar más tarde o más temprano en todo el país.

Llegados a este punto hay que evitar caer en la demagogia fácil que esbozan algunos colectivos al acusar a Boi Ruiz de querer eliminar el sistema público de salud, a favor del privado. Nada más lejos de la realidad.  Y, sin entrar en la polémica del copago (en este espacio hice un análisis amplio bajo el título “A propósito del copago en atención primaria, especializada, hospitalaria y farmacéutica» no hay duda de que si el Gobierno central de verdad quiere subsanar el “agujero” sanitario, tendrá que subir los impuestos y dejar de apretar a la industria farmacéutica que solo busca un marco estable para seguir invirtiendo en investigación y desarrollo. Hay fórmulas, según los analistas, para conseguir recaudación suficiente para ese fin, como por ejemplos incrementar los impuestos de las dos drogas legales –tabaco y alcohol- que, cada año,  matan a miles de españoles. Días atrás, precisamente, se ha demostrado científicamente la vinculación entre el consumo de alcohol y la aparición de diversos tipos de carcinomas.