Si no se ven pobres es que no hay

13/04/2011

diarioabierto.es.

Mal está que uno se arruine la vida, pero peor, y más en campaña, que un pobre te chafe una foto. No alcanzo a entender el revuelo levantado por la propuesta de Gallardón para retirar a los ‘sin techo’ de la calle. Al fin y al cabo, lo único que hace es absorber la esencia de una política que hilvana su tejido social con puntadas de caridad y que cree, por ese afán estético de quien antepone las postales a las miserias de las personas, que los problemas sociales desaparecen en cuanto se dejan de ver. Que sea don Alberto quien lo haya expuesto acaso sea asombroso para quien le tiene por el progresista que no es o para quien le flaquee la memoria. Baste recordar a estos últimos que es el mismo alcalde que cierta mañana, con un despliegue policial que hacía dudar de si era una visita oficial o el rodaje de Arma Letal V, se presentó con los medios de comunicación en la calle Montera para participar a los madrileños que, a pesar de ser el oficio más antiguo del mundo, él, y no otro, daba por extirpada la prostitución de las calles de la capital. Dicho y hecho.

Aquel espectáculo sonrojante de ver a jóvenes en minifalda y con tacones corriendo despavoridas para no ser captadas por las cámaras de televisión mientras se vendía semejante hazaña evidenció lo que hoy se revela de nuevo como una constante. Es decir, que, para algunos, los dramas sociales tienen que ver más con el malhadado destino que con la eficacia de política. Que el desahucio de muchos ciudadanos devorados por el paro o las deudas es tan irreversible que no merece ni un intento de reinserción. En todo caso algo de compasión y, si se trata de contentar al votante, ni siquiera eso. No se trataría tanto de anunciar albergues donde recluirlos como de tratar de que darles una nueva oportunidad aunque sea para equivocarse otra vez.

No hace mucho tiempo visité el centro San Isidro para personas ‘sin techo’. La mayoría de sus residentes, con problemas mentales de una evidencia estremecedora, es probable que no estuvieran un día de su vida en el sitio ni en el momento adecuado. Sin embargo, lo seguro es que no estaban en la residencia idónea cuando lo que necesitan es atención médica y lo que se les ofrece es un guarda jurado para que les controle sus entradas y salidas. Nadie duda de las dificultades del reto, pero aunque sólo fuera por uno merecería la pena ganar a un ciudadano con derechos donde hoy algunos únicamente ven un estorbo para el paisaje de sus fotos.

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