La República no será fiesta

13/04/2011

Luis Díez.

Llega el cronista al teclado más dubitativo que el asno de Buridan. Entre el relato sobre los dardos del PP a Manuel Chaves por el “coladero” de los expedientes de regulación de empleo en Andalucía –que también beneficiaron al suegro de Javier Arenas–, las actividades profesionales de sus hijos Paula e Iván, los improperios contra Alfredo Pérez Rubalcaba por la situación económica que deja Rodríguez Zapatero al abandonar la cabeza de la carrera, y la efemérides del día de mañana, no sabe uno por donde empezar. Un cigarrillo junto al madroño del patio ayuda a entender que “la muerte civil” de Chaves ya no es materia hasta el funeral y que no ha crecido Soraya Sáenz de Santamaría lo suficiente para doblegar a Rubalcaba. Así que vamos con la efeméride republicana, que tiene datos, cifras, realizaciones.

Como han pasado 80 años de la proclamación de la II República y 80 años es la edad media de vida de los españoles pidió Gaspar Llamazares la implantación de una “fiesta oficial” en tal fecha. Los ideales truncados de los demócratas se convirtieron en fosas anónimas. Y el único juez que se atrevió a investigar lo sucedido, Baltasar Garzón, ha sido imputado y va a ser procesado, como si todavía no se pudiera investigar el franquismo, como si se tratara de infligir una “nueva humillación a las víctimas” de aquellos ideales republicanos de progreso, derechos civiles y sociales y modernización de España que la República representó.

Tras escuchar los argumentos de Llamazares en un pleno casi vacío, Ramón Jáuregui respondió a su saludo de “¡Salud y República!” con el de “¡Salud, democracia y progreso!” y le hizo saber que el Gobierno no va a implantar ni celebrar aniversario alguno porque lo celebra “todos los días”. Y le invitó a contemplar las realizaciones “entre todos” de los últimos treinta años y a comprobar como los problemas históricos –la educación, la separación Iglesia-Estado, la cuestión territorial, la cuestión militar, etcétera– han sido satisfactoriamente resueltos. “Es verdad que en materia económica estamos hoy ante una tormenta perfecta”, pero la modernización económica de España es innegable y los ideales de equidad e igualdad de oportunidades están vigentes.

También en la reparación de los daños de la dictadura el Gobierno ha dado pasos. Para informar del cumplimiento de la ley de la Memoria Histórica de 2007 acudirá el vicepresidente Rubalcaba la primera semana de mayo a la Comisión Constitucional del Congreso. Pero Jáuregui avanzó algunos datos: el mapa de las fosas se habrá completado entonces; los recursos destinados a la investigación histórica y el levantamiento de fosas ascienden a unos seis millones de euros al año; 1.200 exhumaciones se han realizado hasta ahora; 170.000 descendientes de exiliados han recibido la nacionalidad española; 700 monumentos al franquismo han sido retirados de calles, plazas, edificios y cuarteles; 13.500 pensiones y 2.000 de orfandad a los “niños de la guerra” se han reconocido, y 850 títulos de reconocimiento personal de injusticia por “juicios ilegítimos” se han extendido a los familiares de otros tantos condenados por los tribunales militares franquistas, entre ellos, al poeta Miguel Hernández.

Todo lo cual indica que del olvido, por exigencia de la reconciliación nacional en democracia y con monarquía constitucional, hemos avanzado hacia el recuerdo o, como dijo Jáuregui, a la verdad, y que “las heridas se curan con la verdad”, aunque no sea ni justiciera ni judicial.

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