Iglesias rebobina aunque no cede

31/03/2016

Luis Díez.

En política hay que estar en contra de tal modo que luego se pueda estar a favor. Por tratarse de una enseñanza general básica tan antigua como su mentor, Charles Murice Tayllerand (siglo XVIII), debería ser usada como si fuera el sistema métrico decimal por los nuevos talentos de la agiprop, Pablo Manuel Iglesias Turrión y sus seguidores. Por eso sorprende que el miércoles Iglesias se esforzara en convencer a los periodistas de que su renuncia particular a la vicepresidencia del gobierno en un hipotético Ejecutivo de coalición con el PSOE supone una cesión por su parte. Iglesias ha estado en contra de un gobierno socialdemócrata desde el día siguiente de las elecciones generales del 20 de diciembre. Él y los 68 diputados de Podemos y las llamadas “confluencias” expresaron su contundente “no” a la investidura del socialista Pedro Sánchez Pérez-Castejón hace menos de un mes y ningún signo indica que Pablo se haya caído del caballo.

Después de la reunión de dos horas de Iglesias y Sánchez, el miércoles en el Congreso, quedó claro por ambas partes que hablar no es negociar y que negociar no es ceder. Por más que los dos echaran pelillos a la mar y dijeran que las extralimitaciones y los agravios son cosa del pasado, ninguno cedió en sus planteamientos. Iglesias repitió ad nauseam su renuncia a la vicepresidencia como una cesión “porque Sánchez me ha dicho que en su partido causo rechazo”, y Sánchez le replicó ante los informadores que él mismo se sintió “atacado” por la forma de plantear la alianza, un gobierno de coalición del que se enteró por el Rey. “Él se propuso solo y él se excluye solo”, recordó.

Para el aspirante socialista a la jefatura del Gobierno, tras la plática con Iglesias “estamos más cerca de un gobierno de cambio progresista y reformista que de unas próximas elecciones”. Sánchez dijo eso “con todas las cautelas”, consciente de las dificultades de que Iglesias y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, aparquen sus maximalismos, se entiendan y acepten un gobierno de coalición o, al menos, un pacto de legislatura sobre los cuatro bloques temáticos ya acordados por Sánchez y Rivera y refrendados por los militantes socialistas. Sánchez salió del encuentro con un optimismo de 0,1 grados en la escala de Richter. No es que temblara de alegría, pero se acordó de Antonio Machado: “Se hace camino al andar”. Y el siguiente paso será la reunión a tres, entre el PSOE, C’s y Podemos.

Se trata, quiérase o no, de un avance, si tenemos en cuenta que hasta ahora C’s y Podemos no se hablaban. Iglesias acude “arremangado” para convencer a Rivera de que renuncie al acuerdo suscrito con Sánchez y facilite con su abstención, “por sentido de Estado”, la formación de un gobierno progresista “a la valenciana”, del que formarían parte Compromís, IU e independientes. Cuando se le preguntó si el “sentido de Estado” que pide al dirigente de la formación naranja se lo aplicaría a sí mismo, absteniéndose y facilitando un gobierno social-liberal del PSOE y C’s, rehuyó contestar, aunque luego apeló a los principios, como si los demás carecieran de ellos. “Nosotros tenemos principios y, por justicia social no podemos admitir que siga vigente la reforma laboral y los desahucios sin soluciones habitacionales”.

A la pretensión de Iglesias de rebobinar y empezar a negociar desde los planteamientos electorales de cada uno, contestó Sánchez que no contempla la anulación del acuerdo con C’s y no renuncia al voto afirmativo de la formación de Rivera. Aseguró que en el pacto PSOE-C’s hay más elementos comunes con Podemos que en el “pacto del Botanic” del “gobierno valenciano”, apoyado por Podemos. Iglesias admitió estar de acuerdo con las medidas contra la corrupción y con la necesidad de abordar la reforma electoral, que figura en el acuerdo social-liberal. Y Sánchez añadió, por su parte, el principio común con Podemos y C’s de abordar la reforma constitucional para avanzar hacia un Estado federal que facilite la unidad de los catalanes y contribuya a resolver la tendencia secesionista en Cataluña.

Los dos interlocutores demostraron que saben sumar. Iglesias dijo que la vía del 131, en referencia a la adición de los 40 diputados de C’s, los 90 del PSOE y uno de Coalición Canaria, son menos que los 161 del PSOE y Podemos (69), por lo que Sánchez debería apelar a la vía del 161. Pero Sánchez añadió que seguiría siendo insuficiente (la mayoría absoluta son 176 votos) e invocó la del 199, que resultaría de la suma de las tres fuerzas políticas que tienen el objetivo común de desplazar al PP del Gobierno, echar a Mariano Rajoy, y recuperar derechos sociales e higiene democrática. Sánchez quiere creer en un posible “pacto parlamentario”, con un “gobierno parlamentario” para que eso ocurra. Sabe que las bayonetas no son buenas para sentarse encima y, de momento, todo son buenas palabras para contribuir a la rectificación de Iglesias.

 

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