
Carlos Martínez
Recuerdo brevemente los datos de desempleo publicados por el Ministerio de Trabajo: hemos bajado en 58.216 los desempleados inscritos en las oficinas de empleo público (situándonos en 4.094.770 desempleados) y ha mejorado el número de afiliados a la Seguridad Social en más de 138.000 personas, etc. Debemos leer entre líneas y sacar nuestras propias conclusiones.
En los datos recibidos vemos que prácticamente el 90% de los empleos creados en este mes se han concentrado en el sector servicios, fruto de la Semana Santa y del empuje del consumo interno. Es decir, este empleo generado es muy volátil y ojalá me equivoqué, se irá diluyendo en el mes de abril para volver a coger fuerza en el mes de junio.
Estamos en un momento en que la incertidumbre política es clave, pero cuando me refiero a “incertidumbre” no me refiero únicamente a la falta de un gobierno estable (esto no es lo más importante, porque llegará…), lo que preocupa realmente a los mercados, inversores, empresarios, etc. es que se instaure un gobierno que pretenda aumentar más el gasto público (recordemos que cerramos el 2015 prácticamente un punto por encima del objetivo apalabrado con la Comisión Europea), que se aumenten los impuestos, que deshaga las reformas laborales y fiscales que nos han permitido crecer con fuerza estos dos últimos años. Sin duda, sería un jarro de agua fría que pasará factura a nuestro crecimiento económico y por extensión a nuestro mercado de trabajo.
Además, por si lo anterior no fuese suficiente, la rebaja en las perspectivas de crecimiento económico para este año, recientemente comunicadas por el Banco de España, es otro de los aspectos a tener en cuenta y que puede generar un gran impacto en la creación de empleo, ya que vemos a unos mercados internacionales debilitados, tenemos un euro fuerte, y la Administración Pública demandará, cada vez menos servicios por necesidades del guion, etc.
Desde mi punto de vista, y pesar de lo que hemos mencionado anteriormente, todos estos efectos negativos podrían atenuarse si continuamos incorporando reformas al mercado de trabajo que impulsen el empleo, tales como: rebajar las cotizaciones sociales que harían que el empresario soportase menor coste y pueda contratar más trabajadores; liberar trabas administrativas para crear empresas y que se pueda hacer en menos de 1 hora a través de internet y a un coste razonable; fomentar el autoempleo y por lo tanto a los autónomos reduciendo los costes de seguridad social (entramos en una época en que las relaciones laborales están cambiando a pasos agigantados, debemos acostumbrarnos a vender trabajo y no tiempo como veníamos haciendo hasta ahora); y debemos rebajar de forma generalizada los impuestos, especialmente para las empresas, para que se invierta más en nuestro país y se cree más empleo.
El mes de abril con el adelanto de la Semana Santa promete ser un mes complicado, máxime si lo comparamos con los 118.000 empleos creados en 2015. Las expectativas para este año son menos halagüeñas, estamos ante un panorama que no invita al optimismo. Esperemos que no tengamos que recordar aquella canción de Sabina: “Quién me ha robado el mes de abril”.
Carlos Martínez es director general de IMF Business School
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