El principal interés parlamentario de los últimos días se ha centrado en la reunión a tres (PSOE, C’s y Podemos) celebrada la tarde del jueves para explorar la posibilidad de un pacto de Gobierno con el socialista Pedro Sánchez de presidente. El interés es lógico, ya que de esa esa negociación depende la continuidad de sus señorías hasta diciembre de 2020 o el abrupto final de su mandato el 3 de mayo (seguirá la Diputación Permanente) y la vuelta a las urnas el 26 de junio. De esa reunión de dos horas salió un escepticismo perfectamente descriptible por Sexto Empírico. Pablo Iglesias aportó un documento de 20 propuestas como alternativa a las doscientas medidas pactadas por Sánchez y Albert Rivera. Los de C’s le hicieron saber que sólo admitirán “retoques” al pacto, insuficiente para gobernar, pues solo cosechó 131 votos. El portavoz de C’s, Miguel Ángel Villegas,  consideró inasumible el crecimiento del gasto, la consulta a los catalanes y, entre otras cosas, la presencia de Podemos en el futuro gobierno. Los de Podemos decidieron entonces someter a consulta de sus afiliados o inscritos (unos 400.000) dos preguntas: “Diga si está a favor o en contra de un gobierno PSOE-C’s”, y “Diga sí o no a un gobierno PSOE-Podemos y las confluencias e IU”. La consulta se realizará el 17 de abril y los resultados se conocerán el lunes, día 18.

Iglesias dejo claro que si hubiera más votos a favor de un gobierno PSOE-C’s significaría que se ha equivocado y actuaría en consecuencia, es decir, dimitiría como secretario general del partido. Como ese escenario parece difícil, hay que suponer un resultado favorable a la segunda opción, es decir, a un gobierno socialdemócrata con el apoyo del PNV y la abstención de los independentistas catalanes. ¿Por qué no someten a los afiliados la tercera opción, un gobierno tripartito, PSOE-Podemos-C’s? Por la sencilla razón de que, según Iglesias, los dirigentes de Ciudadanos rechazan ese escenario. “Si lo hubieran planteado, lo habríamos considerado”, aseguró.

A partir de estos planteamientos de incompatibilidad manifiesta entre Podemos y C’s, no resulta fácil que el presidenciable socialista encuentre la salida del laberinto. Su opción, ya adelantada en la última reunión del Comité Federal para aplazar el congreso del partido, será abrir una nueva consulta a las bases sobre si prefieren el acuerdo de gobierno con Podemos, manteniendo, aunque superando el pacto ya ratificado con C’s o si optan por unas nuevas elecciones. La “gran coalición” ofrecida por Mariano Rajoy de boquilla ya quedó descartada por el PSOE el 28 de diciembre. Es lo que le gustaría a la llamada “vieja guardia”. La apelación a las bases es la única salida de Sánchez frente a la oposición interna de los barones más fuertes: la presidenta andaluza, Susana Díaz; el de Asturias, Javier Fernández; el de Aragón, Javier Lambán, y el valenciano Ximo Puig.

A partir de ahí, Sánchez tiene dos caminos: ofrecer un gobierno con independientes propuestos por Podemos y C’s, lo que contribuiría a la concordia entre ambas formaciones y alejaría de la disciplina partidaria a los “independientes de consenso” o, en el caso de que se mantuviera el rechazo de C’s a los planteamientos económicos y sociales de Podemos, optar por la coalición socialdemócrata con independientes propuestos por la formación de Pablo Iglesias (modelo Manuela Carmena) e implicar al PNV en el Ejecutivo. Los negociadores del PSOE y algunos dirigentes de Podemos como Juanxo Uralde, del Partido Verde EQUO, comentan al cronista que o se sale o se muere en el laberinto.