Las aguas de la política catalana bajan más que turbias. El Govern de Artur Mas tiene muchos frentes abiertos, con la sociedad por los recortes en sanidad y educación que han sublevado al personal hasta el punto de pedir dimisiones en los actos de protesta, las insinuaciones de rebajar los impuestos a los más pudientes han soliviantado incluso a dirigentes de CiU, que ven peligrar los resultados en las próximas municipales, las rectificaciones o las manidas apelaciones a “problemas de comunicación” transmiten la sociedad que con estos globos sonda el Govern no tiene una hoja de ruta clara. Las consultas independentistas no han servido para desviar la atención y maquillar el gran desgaste que sufre el Govern.

Tampoco ha servido para apaciguar los ánimos el manido recurso de apelar al “enemigo exterior”, en este caso el Gobierno central, por negar el adelantar a este año –como habían hecho siempre- los 1.450 millones del fondo de compensación. Esto ha propiciado que incluso los socialistas del PSC amenacen –aparentemente con seriedad- de votar en contra del PSOE en el Congreso en las iniciativas que se presentan para este pago. Mientras, Hacienda insiste en que Catalunya tienen que cumplir este año con los objetivos de reducir el déficit al 1,3% “no importa como” y desde la Generalitat aseguran que esto es imposible en tan corto plazo alegando que no puede hacer más recortes que el diez por ciento anunciado.

En contrapartida la Generalitat superó la emisión de los bonos de deuda a dos años, que junto con la emisión de los de un año que esperan cubrirlos hoy  lo que le representarán unos ingresos de 2.400 millones que le permitirán respirar un poco económicamente,

En cambio este año una de las fiestas más bonitas que tiene Catalunya, la Diada de Sant Jordi, cae el sábado santo. Ese día es tradición regalar un libro y una rosa y las editoriales concentran en estas fechas la venta del 7% de la producción anual Sin embargo la diáspora vacacional –más que la crisis- hace temer que este año las transacciones culturales caigan de una forma significativa.

Lo que si desvía la atención de los ciudadanos y da un respiro al Govern es la final de la Copa del Rey del miércoles. El segundo partido Madrid-Barça es una válvula de escape que todos agradecen y que –junto las vacaciones- concentra las inquietudes de la mayoría de la población y permite dejar momentáneamente en segundo plano las repercusiones de la situación económica.

Mientras, aprovechando la Semana Santa, el arzobispado de Barcelona cerró el expediente al Pare Manel, el cura que tiene una fundación para ayudar a los más necesitados y que en un libró “escandalizó” a los sectores más inmovilistas e la iglesia al asegurar que había financiado un aborto como un acto de caridad para evitar que una curandera le realizara la operación. Según la nota del Arzobispado, el pare Manel “no ha incurrido en la censura de excomunión por no haber concurrida en la intención del delito y por no haber tenido complicidad principal en los abortos ya totalmente decididos y llevados a cabo por dos chicas en situación económica muy precaria”.