Los precios en España no plantean problemas de segunda vuelta

19/04/2011

Salvador Arancibia. La inflación en España sigue alta, 3,6% a finales del trimestre, pero hay un dato positivo: apenas está habiendo problemas de ‘segunda vuelta’ por la subida de impuestos y del precio del petróleo.

La debilidad de la demanda interna de la economía, especialmente del consumo de los hogares, aunque impide que el producto interior bruto crezca de manera más robusta a como lo está haciendo en la actualidad, tiene una contrapartida positiva en el comportamiento de los precios al consumo. Las empresas no están repercutiendo en toda su intensidad las recientes alzas de los precios de las materias primas, en especial del petróleo.

Si el Banco Central Europeo se fijara solamente en la marcha de la economía española su decisión de subir el precio del dinero en este mes, y las posible subidas que se produzcan antes de que acabe el año no tendrían sentido. El BCE argumentó su decisión por el rebrote de tensiones inflacionistas en el conjunto de los países de la zona euro pero, sobre todo, por el temor a que las alzas del petróleo se trasladaran en lo que se llama ‘efectos de segunda vuelta’ a todos los bienes y servicios que se fabrican y prestan y en los que el crudo es un componente esencial.

Aunque es posible que en algunos países de la Unión Monetaria este problema esté teniendo lugar, como Alemania donde el crecimiento económico es elevado, lo cierto es que en la economía española este fenómeno no está teniendo lugar a la luz de la evolución de la inflación subyacente, la que mejor muestra la tendencia futura, y de fondo, de los precios.

Mientras que la inflación general está situada en el 3,6% al final del primer trimestre, la subyacente se ha cerrado en el 1,7%, una décima menos que en febrero. El diferencial con la zona euro se ha reducido ligeramente.

Han pasado ya varios meses desde que se inició la escalada de precios de la energía y desde que tuvo lugar la subida de los impuestos indirectos ligados al tabaco. El IVA general se subió en julio del pasado año. Por tanto se puede ya analizar la repercusión que todos estos movimientos han tenido sobre la marcha general de los precios al consumo. En líneas generales lo que ha ocurrido es que han subido los precios de los productos directamente relacionados con esas subidas: las gasolinas marcan máximos históricos derivados de la subida del IVA (dejará de tener efecto estadístico a partir de julio próximo) y del precio del barril del petróleo que viene oscilando al alza desde el inicio de la crisis de algunos países árabes.

Los impuestos indirectos han provocado que los alimentos elaborados, donde se encuadra el tabaco, registren alzas que también se irán amortiguando a medida que transcurran los meses.

Pero el resto de los componentes del índice de precios al consumo se muestran estables y, si varían, lo hacen a la baja, como ha ocurrido en el último mes del que se tienen datos.

Aunque la inflación subyacente se muestre muy firme a la hora de contener los precios de los productos que la componen no puede olvidarse, en todo caso, que la inflación general sigue especialmente alta y que su ritmo de reducción puede verse alterado por la persistencia de las tensiones geopolíticas que hacen difícil prever la evolución de los precios de las materias primas. Por eso, y a la luz de lo acontecido en los primeros meses del año, algunos expertos están modificando sus cálculos anteriores, estimando ahora que a finales de 2011 la inflación estará claramente por encima del 2%, y cerca en todo caso del 2,5%, cifra impensable hace pocos meses.

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