En la capital saborear un tomate con la textura y el sabor apropiado se convierte en una tarea titánica. Por eso son tan valorados los restaurantes que son capaces de ofrecernos con acierto toda la frescura de la huerta en el plato. Hoy os presentamos tres restaurantes que son garantía segura de platazos elaborados con verduras.

El Qüenco de Pepa. Pepa Muñoz no ha parado de buscar los productos de mejor calidad, utilizados para dar forma cada día a su cocina. Además, respeta siempre las temporadas, aspecto que permite al comensal degustar los productos en su punto óptimo. La cocina de Pepa es tradicional, dejando todo el protagonismo en la carta al producto: pescados y mariscos llegados a diario de La Coruña, carnes procedentes de Galicia y la sierra de Madrid y, sobre todo, los tomates y verduras que cultivan en su propia huerta. La cocinera y su socia, Mila Nieto, tienen una huerta en Ávila que se convierte en la despensa principal tanto del Qüenco como de su nuevo espacio gastronómico, La Chamartina, de ambiente más informal. Han recuperado semillas de más de 50 años y trabajan con distintos semilleros a lo largo de todo el año. Las verduras son regadas con agua de poza potable, procedentes de Ávila y de Tuleda. Pero si hay que algo destaca de este restaurante son sus esplendidos tomates, auténtica especialidad de la casa. Tomates con ventresca y cebolleta, con cebolla fresca, en rodajas con flor de sal y aceite picual, con burrata fresca… Su sabor, textura y tamaño son perfectos. También hay que probar las alcachofas, los espárragos, las setas en temporada (con especial mención al arroz con gurumelos), las pencas, o el pisto de verduras de la huerta con huevo. Una delicia.

La Manduca de Azagra. Este restaurante ubicado en la calle Sagasta concilia la profesionalidad de una familia navarra con unos platos regionales llenos de matices. La Manduca nació en Azagra, un pueblo de Navarra, y se trasladó a Madrid sin perder sus raíces. Anabel, Raquel, Juan Miguel y un magnífico equipo de colaboradores, trajeron con ellos sus extraordinarias verduras. El restaurante, de arquitectura y decoración muy agradables, se convirtió en un lugar de encuentro frecuentado por las gentes del mundo del arte, la cultura, el periodismo, el deporte, el cine, la política… Pero, ¿qué hay que probar en La Manduca de Azagra? Las alcachofas fritas, los pimientos de cristal más deseados de la capital (asados en parrilla), lentejas con verduras, habitas con calzón, borrajas, espárragos, huevos con ajetes, las piparras fritas, las alubias de temporada… ¡Todo está en su punto! Una vez que has probado las especialidades de este restaurante no puedes evitar repetir.

Floren Domezain. El propietario nació en Tudela y cuenta con una amplia experiencia culinaria, a la vez que atesora infinidad de reconocimientos en el ámbito gastronómico. El considerado como “rey de las verduras” acaba de estrenar nuevo proyecto al frente de los fogones de su propio restaurante Floren Domezáin, junto con su mujer Mercedes Lázaro, que se ocupa del buen funcionamiento de la sala. El restaurante ofrece una cocina saludable, haciendo hincapié en las verduras de la ribera navarra provenientes directamente de los huertos que posee en Tudela y Arguedas, su tierra natal, donde lleva más de 33 años recuperando variedades autóctonas. Sin dejar de lado las carnes y pescados preparados al estilo más tradicional. El cliente tiene la posibilidad de ir junto al camarero y con una cesta de mimbre a seleccionar la lechuga con la que desea que le preparen su ensalada. Entre las especialidades destacan los guisantes lágrima, las alcachofas en flor, la cebolleta estofada con reducción de Verdejo, el cardo con salsa de almendras, las habitas frescas con huevo poché, la auténtica menestra con sus seis ingredientes… El restaurante también ofrece una barra de raciones y pinchos.