A comienzos de este año, la comisaria europea de Industria y Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska, pidió «un trato igualitario para estadounidenses y europeos» afectados por el escándalo de las emisiones contaminantes de los vehículos equipados con motores Volkswagen, pero la multinacional alemana no se mostró en absoluto receptiva con esta solución.
Desde Wolfsburg señalaron que en Europa las vías de solución se han encaminado hacia la reparación de los vehículos afectados y puso de manifiesto sus esfuerzos por contactar con los propietarios de los vehículos para poder repararlos a la mayor brevedad posible.
Sin embargo, estas palabras han quedado siempre desmentidas por los hechos. Lo cierto es que el ritmo de reparaciones es lento, que no se ha hablado con los propietarios de los vehículos en ningún momento de indemnizaciones y que, además, son muchos los propietarios que aseguran que la multinacional no se ha puesto en contacto con ellos.
En otros casos, como el español, es el Ministerio de Industria el que está enviando las cartas de Volkswagen a los propietarios de los vehículos afectados e incluye en su misiva una carta-modelo de la multinacional. La gran mayoría de los españoles afectados por este escándalo es esta toda la información que tienen.
No es de extrañar, por tanto, el que acuerdo de ayer en Estados Unidos haya levantado de nuevo las críticas a cómo se están haciendo las cosas a uno y otro lado del Atlántico y desde diversas asociaciones de consumidores y plataformas de afectados se ha recordado lo que a comienzos de año exigía Bruselas.
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