Parecía que las cosas andaban más tranquilas y que en las próximas semanas tan solo tendríamos que estar atentos a la temporada de presentación de resultados trimestrales. Nada más lejos de la realidad: en los últimos días las noticias (malas) se han ido sucediendo y robándose protagonismo las unas a las otras. Por un lado, el nuevo escenario político en Finlandia, que podría desembocar en un veto al rescate de Portugal. Por otro lado, Grecia, con los rumores sobre la reestructuración de su deuda, y con el miedo ante posibles recortes o retrasos en los pagos.
Y por si fuera poco, se tocó lo “intocable”. Llegó la sorpresa, y es que la agencia de calificación S&P ponía en perspectiva negativa a EEUU, aunque no hay que olvidar que de momento sigue conservando la triple A, la máxima calificación crediticia. ¿A qué se debe esta decisión de la agencia calificadora? S&P ha reconocido que la economía de EEUU es flexible y muy diversificada, pero los problemas vienen por el lado del déficit, ya que han pasado más de dos años desde el inicio de la crisis y las autoridades aún no han dado unas directrices claras sobre como atajar el déficit público y las presiones fiscales a largo plazo. Esto tiene como consecuencia un aumento del riesgo en las negociaciones respecto a la deuda estadounidense, aunque parece claro que una rebaja del rating queda bastante lejos. Sea como sea, la noticia supuso una conmoción para los mercados y planteó un nuevo escenario que una semana atrás aún no se contemplaba.
¿En qué podría afectar esta revisión? Aunque parece poco probable, generalmente a estas decisiones les suele seguir una mayor incomodidad por parte de los inversores a la hora de comprar deuda. Si hay algún tipo de riesgo, los inversores piden más interés, y un encarecimiento en el coste de la deuda en un país como EEUU, en el que la cantidad no es en absoluto despreciable, puede desembocar en un impacto sobre el crecimiento económico.
Tal vez, finalmente, este “toque de atención” no sea tan malo. Tal vez EEUU se conciencie de la importancia de tomar medidas en la reducción de su déficit, y tal vez este sea el punto de partida.
Otra buena noticia es que esta decisión de la agencia llega justo en plena temporada de presentación de resultados, de modo que la noticia ha pasado más inadvertida y el mercado parece más preocupado por conocer si las empresas han hecho sus deberes, y si siguen adelante en su proceso de recuperación.
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