Ejercer como líder genera estrés. Más, cuanto más poder se posee. Este sobreesfuerzo afecta al sistema nervioso y a las relaciones con los demás, ya que prepara al cuerpo para la lucha y convierte al líder en alguien menos abierto, menos flexible y creativo y susceptible de percibir amenazas donde no las hay. Richard Boyatzis, profesor visitante del Departamento de Personas y Organización de ESADE, lo denomina el “síndrome del sacrificio” y advierte que puede derivar en ansiedad y depresión. Para contrarrestarlo, propone alternar este estado con lo que denomina renovación (renewal), una sensación de serenidad que suscita en el directivo sentimientos optimistas y activa la capacidad de comprensión. Esta fue una de las ideas clave que expuso el catedrático y profesor de los departamentos de Comportamiento Organizacional, Psicología y Ciencia Cognitiva de la Case Western Reserve University de Cleveland, en un acto enmarcado dentro del programa Executive Education de la escuela de negocios de la Universidad Ramón Llull.
“El ciclo de sacrificio y renovación” resulta vital para quienes lideran equipos humanos, ya que está demostrado científicamente que cuando se activa uno, el otro se inhibe. Y normalmente pierde el segundo, cuando el auténtico líder es aquel que es capaz de crear “relaciones resonantes”, esto es, consigue “estar en sintonía o en la misma longitud de onda que los otros”. Es por ello que hablar de liderazgo significa hablar de la calidad de las relaciones, argumentó Boyatzis.
Los grandes líderes, prosiguió el doctor en Psicología Social, poseen cuatro cualidades principales. En primer lugar, inspiran a través de la esperanza y la visión. “Tienen un propósito y éste nunca es ganar dinero. El dinero es la medida de lo bien o lo mal que lo estás haciendo. Si confundes esto, confundes a todo el mundo”, aclaró el profesor. En segundo lugar, son personas compasivas, abiertas a los demás y benevolentes. “Es cariño, no empatía”, distinguió de nuevo. También son personas conscientes de sí mismas (mindful) y auténtica, por lo que se puede confiar en ellas. Finalmente, los grandes líderes inspiran a los demás y activan su talento, a través de la creación y el mantenimiento de la resonancia.
El catedrático apuntó también algunos consejos para desarrollar un liderazgo resonante y poder activar la renovación personal: practicar mindfulness o alguna técnica de relajación, desarrollar la esperanza, vivir desde la compasión, disfrutar de la vida, la alegría y el juego, dar paseos por la naturaleza, etc. Finalmente, Boyatzis animó a los presentes en el acto a “encontrar sus pasiones y sueños”, ya que “no podemos inspirar pasión a los demás si nosotros no la desarrollamos en nosotros”. Porque, como expuso a lo largo de la charla, las emociones son contagiosas. Tal vez por ello comenzó con música divertida –con bandera del Barça incluida- y se ganó al auditorio con sus bromas continuas, demostrando que la precisión no está reñida con el sentido del humor.
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