Solo tres ecosistemas en la flora intestinal

27/04/2011

Irene Fernández-Ruiz. Bióloga. Podría explicar por qué a algunas personas les cuesta más esfuerzo perder peso.

En nuestro intestino viven unos 100 mil millones de bacterias, de unas mil especies distintas, lo cual es unas 10 veces más del total de células. Juegan un papel crucial ya que nos ayudan a digerir los alimentos para producir energía y vitaminas, además de protegernos de los patógenos. A cambio, nuestro tracto digestivo proporciona a estas bacterias cobijo y comida. Esta simbiosis es un factor esencial en la salud humana y cuando se altera puede ocasionar distintos trastornos, desde una mala digestión hasta la muerte.

No solo hay bacterias en el intestino, en el cuerpo humano existe lo que se denomina microbiota humana. Un conjunto de microorganismos (bacterias, hongos y arqueobacterias) que residen de forma habitual en la superficie y en capas más profundas de la piel, en la saliva, en la mucosa oral, en la conjuntiva del ojo y en el tracto gastrointestinal. Algunos de estos organismos desempeñan funciones útiles para la persona. Pero de la mayoría se desconoce si tienen un efecto beneficioso o perjudicial.

En un estudio que aparece en el último número de la revista Nature, investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), en Heidelberg, Alemania describen que estos ecosistemas de bacterias intestinales tienen tan solo tres variaciones (llamadas por los autores enterotipos), tan distintos como pueden ser los grupos sanguíneos. Los tres tipos reciben el nombre de la bacteria predominante de cada caso: bacteroides, prevotella y  ruminococcus. Después de analizar la flora intestinal de 200 muestras fecales, comprobaron que estos enterotipos se encuentran en todas las poblaciones del mundo, independientemente de la raza, el país de origen, la dieta, la edad o el estado de salud. Tampoco está claro si una persona puede cambiar de un grupo a otro durante su vida.

La presencia de cada uno de los tres tipos de grupos de bacterias intestinales explicaría porqué la absorción de medicamentos y nutrientes varía tanto de unas personas a otras. En el estudio, los autores demuestran que determinados tipos de bacterias, las cuales varían en concentración en los tres grupos intestinales, aumentan la probabilidad de la obesidad. Este descubrimiento podría explicar porqué a algunas personas les cuesta más esfuerzo perder peso. Según Stanislav Dusko Ehrlich, del Instituto Nacional de Investigacion Agronomica de Francia (INRA),  cuanto más eficiente sea la bacteria en extraer energía de la comida, mayor será la posibilidad de que la persona tenga un mayor índice de masa corporal. El Dr. Ehrlich afirma además que analizando los genes de la flora intestinal en lugar de los genes del individuo, se consigue con una mayor precisión saber si una persona es obesa o no.

Comprobaron también que la producción de vitaminas varía entre los distintos grupos. Así, las personas dentro del grupo bacteroides generan mejor las vitaminas C, B2 y B5, mientras que aquellas personas pertenecientes al grupo prevotella muestran mayores niveles de vitamina B1 y acido fólico.

Estos hallazgos tendrán importantes implicaciones en la detección y predicción del riesgo de enfermedades. Desde distintos tipos de cáncer intestinales (como cáncer de colon y recto),  la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn, la obesidad, la diabetes, e incluso el asma y el acné, los cuales están vinculados con la flora intestinal y las alteraciones que puedan ocurrir en ésta. En función del enterotipo se asignaría un tipo de tratamiento y dosis específica para cada persona. Llegaría a ser una de las bases para lograr la medicina personalizada. Los investigadores podrían diseñar tratamientos que estimulen las bacterias “buenas”, o que impidan el crecimiento de las dañinas, restableciendo así el balance correcto. Incluso se podría llegar a “transplantar” la microbiota de un individuo sano a un paciente con una enfermedad grave, afirma el Dr. Ehrlich. Sin embargo, y aunque los datos son sólidos, están basados en muestras de doscientas personas y tan solo de muestras fecales, que no representan la flora de todo el intestino. Según los autores, es necesario un estudio más amplio para determinar si existe algún otro grupo de microbiota intestinal.

Fuente: Nature (20 April 2011). Enterotypes of the human gut microbiome. Manimozhiyan Arumugam, Jeroen Raes, Eric Pelletier, Denis Le Paslier, Takuji Yamada, Daniel R. Mende, Gabriel R. Fernandes, Julien Tap, Thomas Bruls, Jean-Michel Batto, et al.

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