El presidente de la CEOE, Juan Rosell, critica a los partidos políticos que en sus programas electorales pretenden derogar la última reforma laboral, porque implicaría legislar con carácter retroactivo. El presidente de la patronal considera que hay muchas cuestiones que se han quedado viejas, y que en ese caso “lo mejor sería partir de cero”.

En su intervención en el curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander organizado por la Asociación de Periodistas de Prensa Económica (APIE) y patrocinado por BBVA, Rosell señala que el punto más importante es la negociación colectiva, que habría que adaptarla a la realidad actual, porque hay muchas cosas que ya no sirven y “mucho convenio de hace 20 o 30 años que no tiene nada que ver con la realidad actual”. Para ello propone hacer una estadística completa de la negociación colectiva, que abarque todos los puntos importantes y que no se limite solo a la subida salarial o al número de empleados.

Rosell es partidario de abrir todos los debates, entre ellos el de la subida del salario mínimo que propone algún partido de cara a las próximas elecciones. “No pasa nada por abrir ese debate”, pero para ello habría que conocer todos los datos y hacer un estudio más completo del que actualmente hace el Gobierno cada año. En ese sentido, considera que entonces habría que conocer también el tema de los subsidios, que es otro debate que habría que abrir.

Respecto a la falta de Gobierno, el presidente de la patronal considera que “no hay  ningún problema porque seguimos creciendo” y puso el ejemplo de Bélgica que estuvo más de un año en esa situación, pero considera que no podemos permitirnos el lujo de ir a unas terceras elecciones porque en los próximos meses España se enfrenta a numerosas incertidumbres, como la de una eventual ‘Brexit’.

Sobre la campaña electoral el patrón de patronos señala que ha llegado el momento de hablar menos de ideologías y más de realidades. Y una de las cosas que hay que hacer es gestionar mejor, especialmente en el campo de lo público. Pone un ejemplo sobre la sanidad: en el caso de las hospitalizaciones habría que diferenciar a las de los enfermos crónicos de los puntuales, ya que el precio diario de una cama de un enfermo crónico viene a costar unos 500 euros menos de la de un puntual, por eso considera que hay que administrar mejor, «con lo que se podría ahorrar mucho dinero». Igual sucede con la educación y con otros muchos campos.

Considera que está en juego el poder seguir tomando iniciativas para afianzar la salida de la crisis, tanto por el lado de los ingresos como de los gastos, aprovechando la favorable situación actual. En ese sentido señala que se están recuperando los niveles de recaudación tributaria previos a 2007 tanto en el IRPF como en el IVA, pero no pasa los mismo con el Impuesto de Sociedades, ya que todavía las tres cuartas partes de las empresas tiene bases imponibles negativas.

Por ese motivo reclama seriedad a los que piden una subida de impuestos, ya que eso sería muy dañino para las clases medias y bajas y apenas tendría un efecto recaudatorio en el caso de las rentas más altas.

Sin embargo, Rosell considera que la gran reforma pendiente todavía es la mejora de la gestión de los recursos públicos mediante mayores sinergias entre Administraciones, la evaluación de la gestión de las competencias transferidas a las comunidades autónomas y de la necesidad de reducir o no el volumen de empleados públicos. En ese sentido está convencido de que se ha llevado a cabo una contención del gasto público pero sin resultados importantes y se ha hecho poco en lo referente a la estructuras de las Administraciones.