Ya les advertí ayer lo que podía ocurrir y lo curioso es que ha ocurrido. El FTSE londinense no atraviesa por su mejor momento y sufre mientras el resto de índices europeos dedican la jornada a avanzar hacia los niveles clave, casos de CAC y el Ibex, o a jugar a superarlos, como es el caso del Dax.

Y también les dije que veía más probable que el acompañante del Dax fuera el Ibex y el selectivo español, por una vez, no me ha dejado en mal lugar. Los resultados del Santander han sido del agrado generalizado del mercado a pesar de todos los pesares y eso se hace notar. Curioso, pero hoy nadie hablaba de deuda griega ni sandeces de ese estilo porque no necesitaban intentar justificar el mal comportamiento del sector financiero español.

Claro que también hay que contar que los resultados del Deutsche Bank fueron bastante mejores de lo esperado por el mercado, con lo que no solo cabe hablar del sector financiero español, sino en general del de toda la Eurozona.

¿Y qué le pasa al FTSE? No es complicado de explicar. Está inmerso en la paradoja. De un lado, tendrá fin de semana largo por los festivos de viernes y lunes, lo que hace que el volumen se resienta y, por otro, se está produciendo en los últimos tiempos una reasignación de recursos en este mercado y comienzan a verse salidas de dinero en valores que entran en fase de consolidación y trasvases hacia otros sectores en los que los expertos consideran que hay mayores posibilidades de plusvalías en los próximos meses, especialmente los sectores financiero, asegurador y turístico, en especial touroperadores. Si le unimos a estos factores que dos pesos pesados del mercado, AstraZeneca y Unilever, reportaron beneficios trimestrales decepcionantes, tenemos servido el plato para que el índice se mueva con menos alegría de la que sería deseable.

Ya les digo que mantendré al FTSE bajo la lupa porque soy de la creencia de que un movimiento alcista no es muy fiable si el FTSE no lo apoya. Le doy de tiempo hasta la semana que viene para que reaccione o no tendré más remedio que comenzar a dudar de todo. Entre tanto, nos debería bastar con la fortaleza del Dax, los renovados ánimos del Ibex y la esperanza de que el CAC no reste, que con el índice francés ya se sabe que puede pasar cualquier día cualquier cosa.

De momento, esa es la tónica, destacando el avance del Ibex en un 1,18%. El Dax no estuvo mal tampoco con una subida del 0,95%, lo que le sitúa en un nuevo máximo anual, y el CAC tuvo su día bueno, apuntándose una ganancia del 0,91%. El FTSE llegó a coquetear de nuevo con las pérdidas, pero en la recta final ayudó el tirón en Wall Street y terminó con ganancias del 0,03%.