En lo que llevamos de crisis, España ha despedido seis veces más trabajadores que Francia, cinco veces más que Italia y tres veces más que Reino Unido.

A destacar que en el caso de España el ajuste de empleo, que afectó a más de 1,8 millones de trabajadores desde julio de 2007 a diciembre de 2010 se ha limitado al sector privado, con una reducción del 10% de la mano de obra utilizada, mientras el sector público ha hecho lo contrario en el mismo periodo y ha contribuido a la creación de empleo con un crecimiento de contratación del 9,4% desde que comenzó la crisis. Esta evolución de mayor contratación pública y disparo exagerado de los despidos en el sector privado contrasta con lo ocurrido en las principales economías europeas, donde se ha producido reducciones más moderadas, tanto del sector privado (-1,1%) como del sector público (-3%).

En diciembre de 2010, España registraba una tasa de paro del 20,4%, dato que contrasta con el 6,6% de Alemania o el 7,9% de Reino Unido. El crecimiento real del PIB español, a pesar de presentar tasas ligeramente superiores durante los últimos años, ha registrado una tendencia parecida a la del conjunto de la Unión Europea de los 15. De esos resultados, los analistas de Pimec deducen que la economía española necesita crecer a tasas superiores al 3% para crear empleo y, en consecuencia, reducir la actual tasa de paro.

Según el Banco Mundial, el coste del despido en España es de 54 semanas, lo que nos sitúa por debajo del coste de Alemania. Pero si se diferencia entre contratos temporales e indefinidos, la dualidad del mercado laboral español se acentúa: 22 semanas de salario en el primer caso y 128 en el segundo. El coste del despido, así, es en España el más alto de Europa. Este hecho, según Pimec, confirma la coexistencia de un modelo de contrato “extremadamente rígido” frente a un modelo muy flexible. La diferencia de costes de despido entre los contratos indefinidos y temporales hace que los ajustes laborales recaigan sobre los últimos.

Según Pimec, el mayor nivel de paro en España se explica por una evolución salarial contraria a las necesidades del mercado laboral; el gran peso de las personas poco formadas y de las muy formadas y las diferencias en el gasto público por desempleo respecto al resto de países europeos. La patronal catalana afirma que uno de los factores más destacados que mantienen la fuerte destrucción de empleo es la larga duración de la prestación por paro en nuestro país. Una duración y cobertura sólo equiparable a la de Francia.

Los salarios en las principales economías europeas han aumentado una media del 0,8% desde el año 2007, mientras que la tasa de paro ha crecido sólo 1,1 puntos porcentuales. En cambio, en España los aumentos salariales han sido del 4,4% hasta 2009, un factor que ha contribuido, según Pimec, al aumento de la tasa de paro en 9,7 puntos (del 8,7% en 2007 al 18% en 2009).

La patronal catalana de la pequeña y mediana empresa asegura que “la alta protección de los parados en número de días de prestación es uno de los factores que explican por qué en España el crecimiento del paro ha sido superior al del resto de grandes economía europeas”. Además, Pimec ha observado que durante la crisis se ha producido una evolución salarial “contraria” a las necesidades del mercado laboral, al producirse “elevados” aumentos de los sueldos, un extremo que contrasta con el fuerte aumento del paro, mientras que en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido los salarios en el periodo 2007-2009 registran un crecimiento prácticamente nulo y el desempleo muestra una tendencia más moderada.

Otro de los factores que explican la diferencia española es el “gran peso en el mercado laboral de las personas poco formadas y las muy formadas”, un aspecto que contrasta con el bajo peso de las formaciones intermedias. La situación da lugar a la representación gráfica de una figura geométrica con una “alarmante falta de cintura española” cuando se compara con el resto de países, que tienen forma de rombo, con vértices en los extremos de ausencia de formación y elevada formación, pero con una gran formación media y profesional. Además, España padece una elevada tasa de abandono escolar, hasta alcanzar el 31%, mucho más alta que la del resto de países europeos.

En el capítulo de gasto público en el ámbito del desempleo, Pimec constata tres fenómenos. El primero, la escasa atención que España presta a los servicios de acompañamiento de los parados, ya que el 75% del gasto por desempleado se destina a subsidios y jubilaciones anticipadas, lo que suponen unas políticas pasivas que no incentivan la búsqueda de trabajo.

La segunda diferencia respecto al resto de economías avanzadas de Europa es la baja participación que tiene la formación en los gastos. Pimec asegura que en 2008 las políticas activas en España supusieron 2.220 euros por parado, cuando en la mayoría de países europeos la horquilla se sitúa entre 3.000 y 5.300 euros. Además, la patronal señala que en el resto de Europa se da prioridad a la formación, mientras que en España gran parte del gasto se va en medidas de creación de empleo.

La alta protección de los parados en número de días de prestación económica es el tercer y último fenómeno diferenciador, ya que en España la media es de 18 meses de cobro, uniéndose prestaciones más subsidios adiccionales. Sólo Francia tiene una duración similar de prestaciones a la de España y en todos los países europeos el acceso al cobro de las mismas es más restrictivo.