Dicen que en los cónclaves para elegir sumo pontífice “quien entra papa sale cardenal”. Todas las encuestas dan como ganador de las futuras elecciones municipales a Xavier Trias y hasta hace poco nadie daba un duro por la continuidad del actual alcalde, Jordi Hereu. Incluso el día que “La Vanguardia” estrenaba su edición en catalán publicaba una encuesta en la que otorgaba a CiU el 31% de los votos y 15 diputados de los 41 posibles, mientras los socialistas se quedaban con el 30% de las papeletas y 12 concejales. Estos dan una leve recuperación a Hereu horas antes de que empiece la campaña.
Sería una gran sorpresa que los socialistas barceloneses dieran un vuelco y no es de extrañar que el aún primer secretario del PSC, José Montilla, advirtiera públicamente a Jordi Hereu que “si las cosas van mal, hay que asumir responsabilidades. Yo ya lo he hecho”. Cabe recordar que Montilla recomendó al actual alcalde que no se presentara a la reelección y su negativa propició unas primarias que ganó en contra de la voluntad de la dirección del partido.
El alcalde, consciente de que estas elecciones pueden ser su tumba política basa su campaña en denunciar los recortes al estado de bienestar que se están imponiendo desde la Generalitat para reducir el déficit: “Decir no a los recortes es defender los puestos de trabajo y hacer una contribución decisiva para salir de la crisis” y reclama “no culpar a los gobiernos anteriores” de la situación señalando que “el primer trimestre no ha sido precisamente un buen ejemplo de un Govern que asume sus responsabilidades”.
Su rival, Xavier Trias, recuerda que “se ha dado una situación esperpéntica hasta el punto que le han hecho (a Hereu) unas primarias para echarle”, por lo que propugna un cambio “de modelo de ciudad, mirando a medio y largo plazo, con nuevas formas de gobernar, con un gobierno fuerte, leal y colegiado, no como el que hay ahora”, en referencia a los diversos enfrentamientos que dividen el actual equipo de gobierno. Evidentemente su primer objetivo –como el de todos los partidos- es la lucha contra el paro: “la obsesión ha de ser crear puestos de trabajo”.
Fue Oriol Pujol, secretario general de CDC, quien salió a replicar a los socialistas señalando que el nuevo gobierno catalán les ha dejado “la peor herencia, una Generalitat endeudada y un país con miles de parados” y añadió que en los números rojos que se han encontrado “alguna responsabilidad debe tener el tripartito y los partidos que lo formaban”. Pujol considera que el estado de bienestar en Catalunya tiene como padres los años de gobierno de su padre, el president Pujol, y reclamó del PSC que “dejen de decir tonterías” sobre los recortes.
Sin embargo CiU no quiere dejar pasar la posibilidad de gobernar en las dos aceras de la plaza de Sant Jaume y por ello, ante los síntomas de una cierta recuperación del PSC y las protestas de médicos y maestros por los recortes en sanidad y educación, Artur Mas bajará a la arena política para implicarse directamente en la campaña y explicar por qué necesita hacer recortes para equilibrar el presupuesto. Sin embargo “dulcificará” las medidas referentes a sanidad y educación en detrimento de otros departamentos, al tiempo que preparará el camino para convencer a la sociedad de la necesidad de que apoyen su apuesta por el pacto fiscal que, piensan, solucionaría los problemas de financiación de Catalunya e insistirá que Madrid no cumple sus compromisos con Catalunya por la negativa de abonar los 1450 millones del fondo de competitividad (curiosamente la cifra que permitiría a la Generalitat cumplir con la reducción del déficit al 1,3%). En este contexto, CiU abre otra larga precampaña: la de las legislativas del próximo año ofreciendo su apoyo al partido que se lo conceda, siempre y cuando nadie logre la mayoría absoluta.
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