Algo se está haciendo mal cuando se le achacan al Gobierno las decisiones que son competencia exclusiva de los Tribunales de Justicia. Algo se está haciendo mal cuando el PNV lanza un órdago y anuncia que  suspende su apoyo al Gobierno como consecuencia de la decisión del Tribunal Supremo de anular las listas electorales de Bildu. Los nacionalistas acusan por boca de Iñigo Urkullu al ejecutivo de Rodríguez Zapatero de ser “el responsable de la promoción de las tesis sobre las que se fundamenta” la resolución judicial.

Pero no sólo para los nacionalistas vascos es el Gobierno el responsable de lo que ocurra con las listas de Bildu. Desde otros ámbitos sociales y políticos se acusa a Rodríguez Zapatero y a su gobierno de todo lo contrario, de ser los responsables de que Bildu pueda estar finalmente  en las próximas elecciones municipales. Está claro de que finalmente el Gobierno, a juicio de unos o de otros, será el culpable de lo que ocurra en los tribunales con Bildu.  Algo se estará haciendo mal.

Ahora la pelota está en el tejado del Tribunal Constitucional, que tendrá que decidir finalmente que ocurre con la coalición electoral de Bildu, que agrupa a Eusko Alkartasuna, Alternativa e independientes, una coalición que está “contaminada” por Batasuna a juicio del Tribunal Supremo.

El patio está tan caldeado por la decisión del PNV que ha tenido que irrumpir el lehendakari socialista Patxi López para recordar que la decisión del Supremo no es definitiva, ya que esta misma semana deberá ser analizada por el Tribunal Constitucional. López mantiene su «convencimiento» de que EA y Alternativa «ni están al servicio ni forman parte de la estrategia de ETA», aunque no da argumentos para justificar la presencia de los “testaferros” de Batasuna en las listas de la coalición.

La cosa está que arde. Y no parece suficiente argumentar que está en manos del Tribunal Constitucional, porque los nacionalistas del PNV piensan que ocurra lo que ocurra todo será culpa del Gobierno. Y a los peneuvistas se suman también los socialistas catalanes que confían en que el Constitucional corrija finalmente al Supremo.

Así pues, habrá que tomar nota de lo siguiente: Si el Constitucional avala la decisión del Supremo, el PNV está decidido a mantener su órdago con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero si el Alto Tribunal la corrige, Urkullu y los suyos probablemente cambiarán de opinión y serán otros los que le echen las culpas a ZP y viviremos una campaña electoral muy, pero que muy movida, en la que el asunto Bildu estará en todos los debates  de toda España.

Pero, al margen de las elecciones, debemos meditar profundamente sobre lo ocurrido. Porque no es sano para nuestra democracia afirmar, con tanta facilidad y desde distintos ámbitos sociales y políticos, que la culpa de lo que dictan los Altos Tribunales, cuando no nos gustan sus sentencias, es de los políticos que nos gobiernan… Algo se estará haciendo mal.