De la crucifixión de Chaves y familia

03/05/2011

Luis Díez.

Una semana más, el Grupo Popular en el Senado ha atacado con dureza al vicepresidente tercero y ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a cuenta de las trampas en los expedientes de regulación de empleo, las ayudas a empresas y las actividades de “comisionista” e “intermediario” de su hijo Iván. Abrió el fuego el senador Rafael Javier Sala afirmando que en los consejos de gobierno que presidió Chaves se aprobaron “fondos de reptiles” por 120 millones de euros, se tramitaron “expedientes fraudulentos”, recibió al comité de la empresa Anovo en mayo de 2005 y, tras ponerse la medalla, dispuso 35 millones de euros para la misma, dándose la circunstancia de que “42 de las 83 pólizas tienen irregularidades”.

El senador Sala exhibió una denuncia de la Comisión Europea por supuesta opacidad en las ayudas de la Junta y llamó a Chaves “la X de los EREs fraudulentos en Andalucía”. “Dimita por respeto al artículo 117 del Estatuto de Autonomía”, le dijo antes de prevenirle: “Y si recurre a la chatarra informativa del Gürtel es que está desesperado”.

Puesto que Chaves está enfadado, pero no desesperado, evitó mencionar la trama del procesado Correa y de sus compañeros en libertad. En los tiempos del regeneracionista Lucas Mallada –véase su librito La Inmoralidad Pública, recién editado por Algón Editores–, ante casos como ese se decía: “España es un presidio suelto”. Ahora se ha perdido el dicho sobre los tramposos, inmorales y los que se lucran ilegítimamente de lo público.

Dijo Chaves a Sala que durante sus veinte años de presidente andaluz se ha reunido con decenas de comités de empresa y que volvería hacerlo para apoyar los planes de viabilidad y mantener el tejido productivo. Incluso la malagueña Anovo contó con el respaldo del PP, según recordó.

Acto seguido recibió el chorreo del conservador Sebastián Pérez. “Ya le ha pillado el toro y se encuentra en la enfermería política”, le dijo. Luego evocó las actividades de Iván Chaves como “comisionista” de las Cajas de Ahorros, denunció favores a Publicaciones del Sur y exhibió unos papeles al respecto. Según el senador, “Chaves es el defensor de la familia sostenible, la suya, mientras el 52% de los jóvenes andaluces están en paro”. Todo lo cual, remató Pérez, es “una indecencia, una inmoralidad y una vergüenza”.

Al oír esto, la jefa de filas socialista Ruth Porta levantó el brazo, pero el presidente Javier Rojo le pidió calma hasta que Chaves respondiera. Y el vicepresidente contestó que las acusaciones contra su hijo son “falsas” y han sido desmentidas por el presidente de la Caja de Granada en relación con Publicaciones del Sur.

Entonces Porta hizo saber que los socialistas no van a tolerar que se siga insultando a la familia del vicepresidente. “Ya llevamos dos meses así y no vamos a permitir la vulneración del artículo 101 A de nuestro reglamento”. O sea, que tratarán de impedir que el Senado se convierta en el insultódromo semanal. El jefe de filas del PP, Pío García Escudero, muy sorprendido, preguntó si habían cambiado el Reglamento. Le contestaron que no y se quedó tranquilo. Pero el presidente Rojo prometió tratar el asunto y poner orden en la sala.

na semana más, el Grupo Popular en el Senado ha atacado con dureza al vicepresidente tercero y ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a cuenta de las trampas en los expedientes de regulación de empleo, las ayudas a empresas y las actividades de “comisionista” e “intermediario” de su hijo Iván. Abrió el fuego el senador Rafael Javier Sala afirmando que en los consejos de gobierno que presidió Chaves se aprobaron “fondos de reptiles” por 120 millones de euros, se tramitaron “expedientes fraudulentos”, recibió al comité de la empresa Anovo en mayo de 2005 y, tras ponerse la medalla, dispuso 35 millones de euros para la misma, dándose la circunstancia de que “42 de las 83 pólizas tienen irregularidades”.

El senador Sala exhibió una denuncia de la Comisión Europea por supuesta opacidad en las ayudas de la Junta y llamó a Chaves “la X de los EREs fraudulentos en Andalucía”. “Dimita por respeto al artículo 117 del Estatuto de Autonomía”, le dijo antes de prevenirle: “Y si recurre a la chatarra informativa del Gürtel es que está desesperado”.

Puesto que Chaves está enfadado, pero no desesperado, evitó mencionar la trama del procesado Correa y de sus compañeros en libertad. En los tiempos del regeneracionista Lucas Mallada –véase su librito “La Inmoralidad Pública”, recién editado por Algón Editores–, ante casos como ese se decía: “España es un presidio suelto”. Ahora se ha perdido el dicho sobre los tramposos, inmorales y los que se lucran ilegítimamente de lo público.

Dijo Chaves a Sala que durante sus veinte años de presidente andaluz se ha reunido con decenas de comités de empresa y que volvería hacerlo para apoyar los planes de viabilidad y mantener el tejido productivo. Incluso la malagueña Anovo contó con el respaldo del PP, según recordó.

Acto seguido recibió el chorreo del conservador Sebastián Pérez. “Ya le ha pillado el toro y se encuentra en la enfermería política”, le dijo. Luego evocó las actividades de Iván Chaves como “comisionista” de las Cajas de Ahorros, denunció favores a “Publicaciones del Sur” y exhibió unos papeles al respecto. Según el senador, “Chaves es el defensor de la familia sostenible, la suya, mientras el 52% de los jóvenes andaluces están en paro”. Todo lo cual, remató Pérez, es “una indecencia, una inmoralidad y una vergüenza”.

Al oír esto, la jefa de filas socialista Ruth Porta levantó el brazo, pero el presidente Javier Rojo le pidió calma hasta que Chaves respondiera. Y el vicepresidente contestó que las acusaciones contra su hijo son “falsas” y han sido desmentidas por el presidente de la Caja de Granada en relación con Publicaciones del Sur.

Entonces Porta hizo saber que los socialistas no van a tolerar que se siga insultando a la familia del vicepresidente. “Ya llevamos dos meses así y no vamos a permitir la vulneración del artículo 101 A de nuestro reglamento”. O sea, que tratarán de impedir que el Senado se convierta en el insultódromo semanal. El jefe de filas del PP, Pío García Escudero, muy sorprendido, preguntó si habían cambiado el Reglamento. Le contestaron que no y se quedó tranquilo. Pero el presidente Rojo prometió tratar el asunto y poner orden en la sala.

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