Cuando medio mundo celebra la muerte del terrorista más buscado del mundo y el otro medio busca quién dirigirá ahora su estrategia terrorista, los mercados despabilaron subiendo al alza, pero fue fugaz el entusiasmo, porque en líneas generales las principales bolsas volvieron a las pérdidas al día siguiente. En Estados Unidos la euforia también se reflejó en Wall Street y hasta el precio del barril de petróleo de Brent -de referencia en Europa- comenzó a primera hora de la sesión a retroceder de los 125,55 dólares con que había iniaciado la jornada, hasta alcanzar los 121,67 dólares. Y el precio del barril de crudo Texas -de referencia en Estados Unidos- retrocedía más de tres dólares y se situaba en los 110,93 dólares por barril.

Los países con problemas de inflación empezaban a respirar y hasta con la imaginación se esperaba que de esta forma los tipos de interés se quedaran como están, sin nuevas subidas. Pero todo fue un espejismo. Los países productores, en su mayoría, se encuentran próximos a la zona «caliente» y ahora todo se puede esperar. De momento, han comenzado las amenazas de algunas franquicias de Al Qaeda. En Somalia han sido los primeros, y el precio del petróleo comenzó a recuperar los dólares perdidos.

Y las amenazas no han caído en saco roto, porque la euforia de Wall Street retrocedió recuperando la senda bajista teniendo en cuenta los datos económicos que llegan, como la confirmación de que se ha ralentizado el crecimiento del sector manufacturero o que la OCDE ha dicho a la primera potencia económica del mundo que sus cuentas públicas son «insostenibles». Por tanto, el mercado muy pronto se olvidó de la noticia y volvió a la situación de postcrisis que no acaba de terminar.

De esta forma, el petroleo tras perder un 1% volvía a la senda alcista y se situaba en los 123 dólares a media sesión, porque muy pronto los mercados han comprobado que la incertidumbre que causaba Bin Laden en vida, se sigue manteniendo o incluso agrandando una vez muerto. Y los mercados tampoco se olvidan que la situación de guerra civil permanece en Libia y que algo ocurre en los países del Norte de África que amenaza con más revueltas ciudadanas. Los mercados no olvidan que cuando estallaron las primeras revueltas en ese área el precio del petróleo llegó a subir hasta un 29%.

De esta forma, al cierre de los mercados en el Viejo Continente los números rojos sentenciaron el día con pérdidas de entre el 0,4 (DAX alemán, CAC francés) y de casi el 0,5%, como ha ocurrido en el parqué madrileño en el día después de conocerse la noticia tan esperada. Este lunes, el efecto fue de leves ganancias porque el mercado interpretó que la muerte de Bin Laden era un dato positivo, pero un día después repasados los argumentos y viendo la reacción de sus seguidores, la situación ha vuelto a la incertidumbre y los inversores vuelven a temer por su dinero.

A ello se suma que la situación de la economía mundial sigue en la misma situación de estancamiento, con signos positivos en algunos países, que se ven lastrados por los malos indicadores de los de su entorno. No es de extrañar, por tanto, que los inversores hayan vuelto a comprar oro, cuya cotización ha vuelto a subir (1.540,45 dólares la onza, nuevo récord), mientras el euro mantiene su escalada frente al dólar.

Optimismo de los expertos

Pese a que el barril de petróleo no termina de tocar techo, el Instituto Internacional de Finanzas ha augurado que en 2011 el barril de petróleo de Brent acabará en los 115 dólares -diez dólares menos que ahora- debido a las revueltas que se están registrando en el mundo árabe y la incertidumbre política de ese área. En 2012 continuará la senda bajista y retrocederá hasta los 110 dólares. Es también la incertidumbre la que mantiene el precio alto, ya que antes de estallar las revueltas de Túnez, Egipto o Libia, el precio se encontraba en los 80 dólares.

El estudio del instituto también cree que el mundo árabe -donde se encuentra concentrada la mayor región de producción de crudo, con cerca del 30% de las exportaciones totales- pese a las revueltas verá crecer su PIB un 6,5% gracias al petróleo en 2011, frente al 5,1% de 2010. No obstante, su comportamiento será dispar ya que no es lo mismo lo que ocurre en las economías del Golfo, como Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, donde los expertos creen que seguirán disfrutndo de los mayores ingresos del petróleo, que en Libia donde la situación de guerra civil parece que va a prolongarse durante meses; o en Túnez y Egipto donde los nuevos regímenes políticos deberán empezar a andar «de manera suave» en una transición que les llevara tiempo, lo que afectará a la toma de decisiones en materia de inversión y a que sus economías vuelvan a crecer a velocidad de crucero.

Además, en el estudio se destaca que tanto en Túnez como en Egipto hay problemas fiscales ante el abultado sector público que poseen, a ello suman el retroceso de los ingresos por turismo, sector que se había convertido en uno de sus motores económicos, por lo que este desde este instituto no se descarta que ambos países vayan a necesitar la ayuda económica de las instituciones internacionales, incluida la de los países exportadores.