Los picaderos reales

04/05/2011

diarioabierto.es.

Aunque es evidente que despierta interés mundial y que millones de almas se han desvivido por desmenuzar cada detalle del evento, a mí no se me da bien el análisis de bodorrios reales, entre otras cosas, porque me la traen floja las sedas, encajes, tules o tocados desplegados para la ocasión… Estos días de saturación informativa de amoríos monárquicos, me ha dado por recrearme en las relaciones morbosas, en las prohibidas, en las pasiones indecorosas, los celos desgarrados y las traiciones del corazón. ¡Qué se le va a hacer! Soy así de retorcida, más de óperas wagnerianas que de novelas rosas… Siento querencia hacia los romances que no se desarrollaron en los salones oficiales de la corte, sino en los picaderos oficiosos, muchas veces encubiertos a lo largo de la Historia bajo la denominación de “pabellones de caza”, nombre acertado, ya que cazadores, presas -no necesariamente salvajes- y afiladas armas entrenadas para hacer puntería, eran siempre requeridos para tales menesteres.

Sería imposible enumerar las miles de aventuras extramaritales acontecidas en los pabellones y en las casas de recreo de los monarcas de antaño: de hecho, los cuernos reales del pasado, además de vox populi eran bien vistos por corte y súbditos. Las reinas -salvo excepciones- eran simples peones de un juego de Estado: proporcionaban alianzas de interés en el preámbulo y herederos de dinastías en el desenlace. Sus maridos solían encontrar el verdadero amor y los placeres carnales lejos de un lecho pactado por conveniencia. Uno de los palacios míticos, Versalles, tiene su origen cuando Luis XIII mandó construir un pabellón de caza.  Luis XIV lo utilizó inicialmente para retirarse con sus amantes favoritas burlando así comentarios y miradas indiscretas. Entre romance y romance, se vio atraído por este idílico paraje llevando a cabo tres ampliaciones, que unidas a una última reforma en los inicios del siglo XVIII, le confieren el aspecto palaciego actual. Otro famoso castillo francés, el de Chambord -el más majestuoso de la región del Loira- fue ideado como pabellón de caza para Francisco I: las andanzas golfas de este rey inspiraron a Víctor Hugo a escribir la obra “El Rey se divierte” que a su vez inspiró a Verdi para componer Rigoletto. En el interior de Chambord se construyó una escalera de doble hélice, con entradas distintas al mismo nivel: la escalera de los amantes facilitaba el juego de la seducción, evitando que las queridas del rey coincidieran. En la misma región y con idéntico fin fue construido el Castillo de Chenonceau,  residencia de numerosas damas interesantes como Catalina de Medici o Diana de Poitiers, en el que destaca la estancia dedicada a Gabrielle d´Estrées, preferida de Enrique IV.  El príncipe heredero Rodolfo de Austria murió junto a su amante, la baronesa María Vetsera, en el pabellón de caza de Mayerling en 1889.  A pesar de la existencia de numerosas cartas que indicaban un suicidio, análisis forenses posteriores concluyeron que fue una paliza, y no disparos, la causa de la muerte de ella: las circunstancias que rodean la tragedia de estos amantes siguen siendo un misterio en la actualidad. Otro monarca que dilapidó fortunas construyendo palacios y pabellones de caza de ensueño para dar rienda suelta a su  inquieta fogosidad -tanto con damas como con caballeros- fue Luis de Baviera.

A Luis XV, auténtico esclavo de los placeres carnales -hasta el punto de ser calificado como depravado por muchos historiadores- los pabellones de caza en los que ofrecía bacanales a sus amigos y en los que él mismo se entregaba a orgías y excesos sexuales de todo tipo, se le quedaron cortos: inventó un lugar llamado El Parque de los Ciervos,  burdeles privados ubicados en un distrito de Versalles donde coleccionaba chicas pobres para satisfacer sus caprichos sexuales. En estas pequeñas estancias, el rey  instalaba a jóvenes de origen humilde con las que saciar su vicio de carne tierna.

Es bien sabido que el origen del Palacio de la Zarzuela, actual residencia oficial de la monarquía española, es precisamente el de pabellón de caza. ¿No les tienta conocer si en la actualidad los Borbones le dan idéntico uso que sus antepasados?

Twitter: @CarmelaDf

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7 pensamientos en “Los picaderos reales

  1. Toda una declaración de intenciones, nos tienta nos tienta, pero con la censura informativa que hay en este pais con la casa real nos vamos a quedar con las ganas

  2. juas juas carmela eres la caña, medio mundo hablando de tules tocados y damas de honor y tú desempolvando picaderos… genial!

  3. ¿Carmela nos quieres decir algo? ¿QUé sabes? la verdad es que al marido de maria leticia no le veo utilizando la zarzuela para otros menesteres, pero el pater de familia ha sido un gran aficionado a la caza. Aunque ahora ya tiene una edad para disparar con buena punteria

  4. Lo que se debía hacer es un referendum para que los ciudadanos podeamos decidir si queremos una monarquia o una republica. Muhos estamos convencidos que no se convoca porque ganaria y por mucho la opción de la republica.

  5. nunca he entendido la pletisia que se tiene en este país al rey, a nivel personal y a nivel económico /comisionista todos sabemos que ha hecho de casi todo, y hay muchos cercanos suyos que han pasado por la carcel y siguen en silencio. Incluso en 23F sigue lleno de sombras y silencios.Como dice anónimo queremos un referendum ya. Porque si juan carlos y sofia no nos llenan, no pensemos ya en felipe y leticia a los que por más que casi todos los medios pelotas nos intentan meter con calzador la mayoria de españoles no podemos ni ver

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